Anna Martínez vivirá esta noche en Catarroja uno de esos momentos inolvidables al ser la representante de recoger el premio Guaix d'Honor 2016 que otorga Escola Valenciana por contribuir y dar a conocer el patrimonio musical valenciano.
¿Qué supone este premio?
Es muy emocionante, porque a diferencia de cualquier otro premio, este tiene una connotación y una sensibilidad diferente. No se premia una calidad artrítica, sino una sensibilidad hacia la cultura valenciana. Normalmente está destinado más a una linea educativa y que se lo den a un orfeón es algo que me pone la piel de gallina.
¿Es un premio y un impulso a la vez ?
Y sobre todo una responsabilidad. Este premio te compromete a seguir avanzando y defender si aún cabe más nuestra cultura. Es lo que yo llamo reivindicación sorda. No es subir al púlpito y hacer una charla para convencer a todos. Es reivindicarlo desde nuestra pequeña aportación cultural.
¿El público responde?
Hay que tener en cuenta que es una afición minoritaria y que hay que ganársela cada vez. Tenemos que cuidar mucho los repertorios que les ofrecemos.
¿«Son músics, son valencians» qué ha supuesto?
Tuvo una respuesta increíble. Ver las calles de Aldaia llenas de autores valencianos nos impulsó a seguir fomentando este patrimonio cultural. Cuando Escola Valenciana nos anunció que nos otorgaban el premio en el escrito ponía: «Per contribuir y reconèixer el nostre patrimoni musical, perque es vostre lema en 'Son músics, som valencians', tots nos sentim orfeó», y me pareció algo muy bonito y muy descriptivo. El trabajo de Escola Valenciana es encomiable.
