Pese a que el alzamiento de ayer estaba suspendido de forma temporal por el juzgado hasta que el fiscal elabore su informe sobre la denuncia de la venta de dos pisos de la Fundación Francisco Balbastre, casi medio centenar de personas acudieron a la vivienda de Josefa Martí, en Mislata, para al grito de «Sí de puede» apoyarla.

Allí se anunció que se ha pactado verbalmente con la fundación que Pepita entregue las llaves de los dos bajos del edificio a cambio de que su hijo y su nieta puedan vivir en uno de los dos pisos altos. Para ello la entidad civil presidida por el párroco se compromete a adecentarla e incluirá al hijo en el contrato de arrendamiento que tiene la anciana por 20 euros al mes y que ahora será de carácter vitalicio.

Pese al acuerdo apalabrado Josefa insistió que la fundación «nunca ha puesto un duro para arreglar mi casa y aunque tengo un marcapasos seguiré pleiteando en los juzgados por la propiedad de mi casa».