Con 84 años el «Periquillo» vivió ayer uno de los actos más emotivos de su vida, donde vio el respaldo de sus compañeros de esta profesión tan dura que él sin embargo no cambiaría por nada.
¿Cómo llegó al campo?
Tenía solo siete años cuando empecé con mi padre que era podador en un campo que estaba en la que ahora es la calle de la Ermita. Luego empecé a trabajar para la familia Peris Andreu en unas fincas. Nunca he trabajado para mí mismo, aunque los propietarios de las tierras siempre me han dejado hacer y yo me he considerado siempre el año del campo.
¿Fue dura su infancia?
Yo no he ido a la escuela. Intenté un tiempo ir por la noche pero era imposible. El único colegio que he conocido ha sido el campo y para mí ha sido el mejor. El campo no entiende de horario. Trabajas a todas horas de lunes a domingo, pero para mí esto no era un trabajo, era una afición. Si volviera a nacer volvería hacer lo mismo.
¿Sus hijos trabajan en el campo?
No. El campo es muy duro, yo lo aguanto pero para ellos no lo quiero. He querido que ambos estudien y por suerte los dos tienen trabajo.
¿Se está perdiendo el oficio?
Realmente es un oficio que no han cuidado nunca. Aquí en Torrent aún quedan muy buenos labradores. Ahora tampoco es como antes que una viña la plantábamos a base de pico y piedra. Ahora con las máquinas en una hora has plantado toda la viña.
¿Se esperaba este reconocimiento?
No. Jesús -Ros, alcalde de Torrent- es muy amigo mío. Él me llevó a la antigua Cámara Agraria en su anterior legislatura y seguro que ha tenido que ver en mi nombramiento, pero me han dicho que todos los miembros del Consell Agrari han votado a favor y eso para mí es una gran satisfacción y un orgullo, me ha emocionado muchísimo este premio.
