Durante más de dos décadas fue un referente provincial como discoteca y terraza de verano, como sala de actos para presentaciones falleras y bodas y también fue uno de los bufés libres más famosos de toda Valencia. Situado junto a la playa del Puig de Santa Maria, el complejo recreativo OK estuvo en activo hasta finales de la pasada década, pero desde entonces el edificio permanece abandonado y el mal estado del inmueble cada vez es más perceptible.
Lo que quizá pocos saben es que el edificio de la antigua OK „una antigua vivienda conocida como Casa Pedrer„ y la parcela de 2.880 metros cuadrados sobre el que se levanta, son propiedad del Ayuntamiento del Puig desde febrero de 1981, cuando fue cedida como 10 por ciento de aprovechamiento de la urbanización Play Puig. El consistorio de entonces, que podría haber aprovechado para situar allí dotaciones públicas o zona verde, prefirió hacer en octubre de 1982 una concesión administrativa por un plazo de 15 años a favor de Rafael Juan Solsona, que hasta entonces había sido empresario del metal y el automóvil y que con OK inicio su carrera en el mundo de la hostelería. A cambio Juan Solsona pagó 7 millones de pesetas.
Desde entonces la explotación del complejo ha pasado por varias manos y acogido diversos usos, siempre relacionados con la hostelería y las fiestas. También ha tenido varios nombre: OK, New OK, La Folie, Masía del Mar... Y ahora el ayuntamiento ha decidido sacar de nuevo a concurso la «adecuación y explotación del antiguo complejo recreativo en terraza-restaurante-pub en la Casa Pedrer» por un canon mensual mínimo de 5.535 euros y un plazo de veinte años, lo que supone un importe de la concesión de 1.328.478 euros. El inmueble, según los técnicos municipales, tiene un valor de venta de 1.254.320 euros. «Nuestro objetivo es impedir que aquello se siga cayendo y rehabilitar la zona porque da muy mala imagen», explicaba ayer la alcaldesa Luisa Salvador. La regidora destacó que el nuevo edificio no funcionará como discoteca (hasta 2009 se han celebrado allí fiestas en horario nocturno) para evitar molestias a los vecinos. «Queremos que esté más enfocado a otros tipos de ocio, como restaurante, zona chill-out o aprovechando la piscina que tiene „aseguró Salvador„. Pero no será una discoteca».
El pliego de concesión de la explotación del complejo hace una somera descripción del inmueble. Así, en su planta baja «dispone de un disco-pub y espacios para el servicio de restauración, así como terrazas asociadas a los mismos. Además se plantea una piscina y espacios auxiliares como cocinas, aseso, vestuarios y almacenes». «En la planta primera „continúa describiendo el pliego„ se prevé el uso de restaurante cerrado, con la correspondiente cocina y aseos. También existe una pequeña terraza». Además, el edificio tiene una parte que se destina a almacén municipal y que no es objeto de la concesión.
Además de gestionar el complejo, antes el concesionario deberá asumir las obras de adecuación, obras que no podrán durar más de seis meses. El ayuntamiento «valorará positivamente las propuestas que supongan un menor impacto medioambiental durante» los veinte años que dure la concesión. También se valorará la «calidad y conveniencia» del servicio que se prestará a los clientes (es decir, que tipo de restaurantes o que servicios complementarios se ofrecerán) y la calidad del mobiliario y los elementos auxiliares.
Además, la empresa que se quede la concesión tendrá también que adecuar el edificio anexo que seguirá siendo usado por el ayuntamiento como almacén de material diverso.
