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Balance

El año de la mano izquierda

La mayoría de las coaliciones de gobierno municipal surgidas el 13 de junio de 2015 sigue funcionando, aunque en Catarroja, Massalfassar y Rocafort los pactos ya se han roto

El 13 de junio de 2015, cuando todos los concejales tomaron posesión de su cargo, la comarca de l´Horta cambió de color. Del azul intenso sólo interrumpido por alguna mancha roja, se pasó a un rojo muchas veces anaranjado y con toques morados. El tono azul apenas resistió en un par de términos de forma alargada al sur de la ciudad de Valencia (Alfafar y Massanassa) y dos motas casi imperceptibles (Llocnou y Emperador).

Hace ahora un año la izquierda, en sus diversas combinaciones, recuperó aquel mítico «cinturón rojo» de la década de los ochenta y parte de los noventa, pasando a gobernar sobre 716.000 vecinos y gestionar más de 500 millones de presupuesto. Veintinueve de los 43 alcaldes de l´Horta surgidos de las elecciones municipales celebradas en mayo de 2015 son socialistas, diez de Compromís y sólo cuatro pertenecen al PP. Efectivamente, el panorama político de l´Horta ha cambiado mucho en el último año.

Pero tanta hegemonía no siempre es fácil de gestionar, sobre todo porque, a diferencia de aquellas décadas «socialistas», el PSOE está obligado a compartir el poder con una formación cada vez más consolidada como es Compromís y con otras con una visión diferente de la gestión municipal, como son las formaciones locales que surgieron impulsadas por Podemos o en coalición con EUPV. De momento, la crisis más evidente se ha vivido en Catarroja, donde en octubre el alcalde de Compromís, Jesús Monzó le quitó las competencias a la que hasta entonces era su socia de gobierno, Rosa Pérez por sus «reiteradas faltas de respeto». Ante esto, Guanyar-EU abandonó el ejecutivo y desde entonces Compromís gobierna en minoría junto al PSPV, lo que dificulta su gestión como demuestra el hecho de no haber podido aprobar aún el presupuesto de este año.

En Rocafort, el pasado abril Compromís abandonó la coalición de gobierno que formaba con socialistas y Guanyem alegando el «poco interés» de la alcaldesa Amparo Sampedro en «cumplir el pacto». En Massalfassar, Compromís echó el pasado mayo al PSOE de su gobierno por no apoyar sus presupuestos. Y en Museros, un concejal de Podem dimitió a petición de sus compañeros de ejecutivo (PSOE, Compromís y EUPV) por mandar «a la mierda» a Papa Noel y los Reyes Magos en Facebook.

De todas formas, y excepto en estos casos, lo que ha predominado durante este primer año de mandato municipal en l´Horta, ha sido la necesaria «mano izquierda» gracias a la cual los partidos «progresistas» han gestionado juntos en la mayoría de municipios donde forman coaliciones de gobierno. De hecho, en la actualidad funcionan más bien que mal 22 de estas coaliciones. Una de ellas, la de Sedaví, sufrirá un cambio importante el mes que viene cuando el actual alcalde socialista José Francisco Cabanes, ceda la vara de mando a Ferran Baixauli, de Compromís, en virtud del pacto de gobierno alcanzado en 2015. En otras localidades este traspaso de poder se dará en 2017, cuando el mandato electoral alcance su ecuador.

Mientras los pactos de gobierno aguantan con bastante dignidad, los ayuntamientos gobernados por un sólo partido (o grupo de partidos en minoría) frente a una oposición mayoritaria están teniendo más dificultades. Está sucediendo, por ejemplo, en las dos capitales comarcales. En Torrent, los socialistas encabezados por Jesús Ros lograron la alcaldía gracias a un pacto de investidura con Compromís y Guanyem, pero en los meses siguientes estas dos formaciones han trabajado desde la oposición, parando algunas iniciativas de los socialistas o imponiendo algunos de sus criterios, especialmente en el aspecto presupuestario.

En Paterna, Juan Antonio Sagredo (PSPV) logró la alcaldía pero gobierna frente a una amplia oposición que, entre otras cosas, le ha impedido sacar sus presupuestos. Y lo mismo le ha ocurrido a la también socialistas Elvira García en Alaquàs. Sí han podido aprobar sus cuentas municipales, pese a estar también en minoría, los alcaldes socialistas de Aldaia o Alboraia, y ni siquiera lo ha intentado la de Moncada, y eso que cuenta con el apoyo de Guanyem y Acord. Pero ni así tiene mayoría. Muchas veces, estos gobiernos minoritarios van sacando algunas propuestas adelante contando con el apoyo puntual de los partidos de la oposición.

Procesiones, calles y «bous»

Además del fin (con excepciones) de las mayorías absolutas en la comarca, el cambio de color político ha traído durante este primer año de mandato varias novedades, algunas con un calado estético notable. Es el caso, por ejemplo, de la negativa de varios nuevos gobiernos progresistas a participar en actos religiosos, lo que durante el pasado verano provocó una minirrebelión de algunos regidores del PP, sobre todo en l´Horta Nord.

También han proliferado las comisiones de investigación abiertas para analizar la gestión de los anteriores gobiernos populares. Pero sin duda una de las mejores muestras de este cambio ha sido la proliferación de consultas populares, tanto para realizar inversiones municipales (como es el caso de Sedaví) o el cambio de nombre de calles (Quart). Pero sin duda las que más trascendencia mediática (aunque no tanto de participación) han tenido han sido las consultas «bous sí, bous no» celebradas en Silla, Xirivella o Aldaia.

Por último, cabe calificar de novedad política en este primer año de mandato el enfrentamiento de los alcaldes metropolitanos socialistas (Mislata, Paterna, Moncada, Vinalesa y Alboraia) con el de Valencia, Joan Ribó, por la EMT. Más allá de que la reivindicación del autobús gratuito sea justa o no, parece claro que con un PP que ha tardado un año en recuperarse del golpe del 24M, tener alguien con quien enfrentarse siempre es necesario para que tus fieles no se distraigan.

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