El macrofestival de música electrónica Marenostrum, que se celebrará del 8 al 10 de julio junto al paraje dels Peixets en Alboraia, ha logrado movilizar a toda la comunidad ecologista en su contra. Si en las últimas semanas eran entidades como Per l´Horta o la Unió de Llauradors los que lo consideran un atentado al paisaje y la actividad agrícola, ya que concentrará a 40.000 personas y ha supuesto el desmantelamiento de campos de cultivo para su realización, ayer fue Acció Ecologista Agró la que pidió al consistorio y al resto de instituciones implicadas en los permisos que lo suspendan de inmediato.

El Marenostrum tiene el visto bueno del Ayuntamiento de Alboraia, a través del gobierno local, aunque se opone toda la oposición de izquierdas y de derechas. También cuenta con luz verde de la demarcación de Costas y la semana pasada la Conselleria de Medio Ambiente emitió un informe „no vinculante por no tener competencias en la zona concreta onde se ubica„ en el que no se opone ya que sus técnicos consideran que no afectará a especies protegidas de flora y fauna, a pesar de lindar con el paraje natural municipal dels Peixets.

No obstante, Agrò no comparte estos planteamientos y defiende que la partida del Miracle «constituye uno de los escasos remanentes de terrenos de huerta litoral que se han podido salvar de la especulación inmobiliaria, que ha devastado la práctica totalidad de la costa de l´Horta». La entidad ecologista asegura que el suelo es «parque de playa» según el Plan General de Ordenación Urbana de Alboraia y que «por su valor como sistema agrícola en producción y valores ambientales aparece en el Pla d'Acció Territorial de l'Horta de València como suelo no urbanizable de protección litoral, además de estar protegido en el Pla d'Acció Territorial de la Infraestructura Verda del Litoral (Pativel).

Acció ecologista Agrò insiste en que a pesar su abandono, la Partida del Miracle tiene un «enorme potencial ambiental» ya que está ubicada junto a la desembocadura del Barranc del Carraixet, la Ermita dels Peixets y un pequeño cordón dunar, con lo que «constituye una isla sin edificaciones en una costa llena de urbanizaciones, polígonos industriales, superficies comerciales e infraestructuras». Con todo, «años de olvido y degradación „que se han traducido en acumulación de residuos, desarrollo de cañas y destrucción de sistemas dunares„ han llevado a este territorio a necesitar una urgente regeneración ambiental», en opinión de la organización ecologista, que ve contradictorio que precisamente esta necesidad de intervención es la justificación que ha utilizado el consistorio para dar la autorización.

Aunque tras el festival se ha de restituir la geomorfología de la partida y sus dunas, y limpiar las acequias, Agrò cree que 40.000 personas pisando terrenos de huerta en producción, acequias y dunas, entrando a la playa y generando ruido y residuos junto al mar y el Carraixet «solo pueden tener impacto negativo sobre la naturaleza».

Agrò reclama al consistorio el informe de Costas, el de la Confederación Hidrográfica del Júcar, el de impacto ambiental del acto y el de regeneración presentado por la promotora, así como el plan de gestión de residuos.