Una de las críticas que el movimiento ecologista vinculado al Parc Natural del Túria ha realizado en la última década apuntaba directamente al estado de abandono y sin control en el que se encontraba la superficie del bosque de la Vallesa que ardió en 1994. A mediados del mes de agosto de ese año, un terrible incendio arrasó un tercio del bosque del término municipal de Paterna y obligó a desalojar la Canyada.

En ese suelo, una parte de titularidad pública y otra de carácter privado, se produjo una reforestación natural incontrolada de arbolado y matorral, que ha provocado que se genere una densa masa que apenas ha crecido en veinte años, por la competencia que se establece entre los ejemplares. Por ello, la Coordinadora en Defensa de los Bosques del Túria ya reivindicaba antes de que se protegiera toda la zona con el rango de parque natural, trabajos de clareo de pimpollos y otras especies. No obstante, esta actuación estaba pendiente hasta ahora. Aunque la competencia de una intervención de ese calibre la tiene la Conselleria de Medio Ambiente, a través del propio parque natural, finalmente ha sido el ayuntamiento el que ha sacado a licitación los trabajos de clareo para una superficie de 50 hectáreas.

Fuentes del gobierno local han indicado que, pese a no ser una responsabilidad del consistorio, «dado que el parque natural no tiene fondos», se realizará a cargo de las arcas públicas con el visto bueno previo y la supervisión de la conselleria. Según la licitación que Paterna publicaba ayer, se invertirán 115.000 euros y los trabajos afectarán en total a cinco parcelas diferentes.

El informe técnico que avala los trabajos indica que «la vegetación, tanto arbórea como arbustiva, ha crecido y repoblado la zona quemada sin ningún tipo de cuidado ni actuaciones correctivas, dando lugar a una extensión donde la vegetación ha proliferado de forma densa y abigarrada, con ejemplares de pino de escasa talla y tronco esbelto debido a la intensa competencia entre elementos cercanos y una vegetación de monte bajo cerrada y continua». Por ello, «el resultado es una masa forestal compacta, con especies arbóreas subdesarrolladas, con poca biodiversidad de especies vegetales y con una importante carga de fuego que representa un elevado riesgo de incendio», dice el informe.

En base a esta situación, los objetivos de la actuación son «reducir la elevada carga de fuego» y disminuir la continuidad vertical y horizontal de la vegetación mediante desbroce de matorral, apeo de pies de la especie Pinus Halepensis y poda de los pies restantes. También se persigue aminorar la competencia entre ejemplares y preservar las especies singulares o protegidas.

Respecto a las obligaciones que tendrá la empresa adjudicataria, en la licitación se establece que tendrá que triturar los restos de la poda e incorporarlos al terreno en un máximo de cinco días y repartir el material astillado de forma equilibrada por la superficie.

Además, los trabajos de clareo tendrán que realizarse por tramos „con la secuencia de clareo, desbroce, poda de remanentes y triturado„ en períodos de cinco días de lunes a viernes. Para ello, la empresa adjudicataria tendrá que contratar un capataz y cinco oficiales de tercera durante 45 días a jornada completa, de entre las personas desempleadas que lleven al menos un mes sin ocupación.