Un grupo de usuarios del cementerio de Manises se han unido en una plataforma de afectados al descubrir que los títulos de los nichos que su en día adquirieron sus padres o sus abuelos para ser enterrados y que pensaban que serían para toda la vida, pasaron a tener una caducidad de 30 años cuando en 2007, el pleno aprobó con los únicos votos del PP, con el alcalde Enrique Crespo al frente, y el rechazo de toda la oposición, el Reglamento de Régimen del Cementerio Municipal.

Allá por el año 2006 el consistorio manisero decidió ceder un terreno hacer para un cementerio municipal anexo al parroquial, construido en 1913. El ayuntamiento concedió a la Iglesia la gestión del nuevo camposanto durante 40 años, a cambio de que ésta sufragara la obra. Además, la Iglesia paga al año un tanto por ciento de los ingresos que obtiene.

Con el cementerio municipal acabado, se aprobó su reglamento y para evitar distinciones equiparó ambos, estableciendo unos plazos de temporalidad para la titularidad del nicho y que deberá ser renovada cada cinco años. Muchos usuarios han ido descubriendo en el momento de tener que enterrar a un ser querido, con el dolor que ello supone, que el derecho que habían adquirido en su día tenían una fecha de caducidad progresiva. Por ejemplo, un título de 1949 vencía en 2008 y uno adquirido entre 1977 y 1982, caducaba en 2012. Los firmados desde 1983 vencerán a los 30 años. Por tanto, aquellos que no hubieran renovado la titularidad de la tumba se encontraban que debían hacerlo en el momento del entierro. El coste es un 15% del valor del nicho, además abonar los gastos de mantenimiento de cada año que no se hubiera pagado.

Los afectados celebraron el pasado martes su primera asamblea para exponer sus casos y reclamaron una reunión con el alcalde, la modificación del reglamento para eliminar la disposición que estipula los plazos de vencimiento del derecho sobre el nicho y que en consecuencia, se revierta la situación a 2006 y los usuarios vuelvan a recuperar la titularidad de las tumbas sin caducidad. En este sentido, aseguran que en los documentos que en su día firmaron con la iglesia, propietaria del cementerio parroquial, no figura fecha alguna, «con lo que el derecho era para siempre», argumenta la plataforma. Además, lamentan la «poca comunicación que ha existido desde la gestora del cementerio y la gente se ha enterado con el entierro».