L'Horta es, seguramente, la comarca mejor comunicada de la Comunitat Valenciana. Su territorio lo atraviesan carreteras, autovías, caminos de huerta, vías pecuarias, de tren, de metro... Por tener, tiene hasta un aeropuerto. Pero tanta comunicación también provoca problemas de contaminación, inseguridad, de municipios partidos en dos. Y muchas de las quejas de vecinos y ayuntamientos ante estos problemas tienen que ver con una infraestructura en concreto: la ferroviaria.

Desde hace años varios municipios de la comarca exigen al Gobierno y a la Generalitat, así como a Renfe y FGV, soterramiento de vías, desaparición de pasos a nivel, mejor accesibilidad a las estaciones y mayores frecuencias de paso. La de Burjassot es una de las situaciones más sangrantes y de las reivindicaciones más antiguas por el problema que suponen las vías de metro que atraviesan el casco urbano y parten en dos los barrios del Empalme y Lauri Volpi.

El pasado marzo „un mes después de que un hombre falleciera tras ser embestido y arrastrado por el tren„ decenas de vecinos ocuparon y cortaron de forma simbólica el paso a nivel de la avenida Ausiàs March para reclamar el soterramiento de las líneas 1 y 2. Vecinos y ayuntamiento no sólo exigen el soterramiento de las vías „un proyecto iniciado hace más de una década y que la Generalitat paró y ha dejado sin financiar„ sino también mejorar la seguridad de los pasos a nivel.

Burjassot no es el único municipio que reivindica el soterramiento de las vías. Lo hizo en su día también Alboraia, y logró su objetivo pero con un coste económico altísimo para el consistorio, que asumió la mitad de las obras „unos 35 millones de euros„ y desde entonces arrastra una deuda millonaria que ha condicionado la gestión de los últimos años. Almàssera y Moncada también han reivindicado el soterramiento de sus vías de metro. Lo hicieron sus alcaldes del PP en plena campaña electoral de 2011, pero cuando vieron las barbas de su vecino de Alboraia cortar, ambos municipios renunciaron a sus pretensiones ferroviarias. Al menos a asumir el coste ya que, en el caso de Almàssera, su alcalde Ramón Puchades reconoce que la única solución a los problemas que provoca la presencia de las vías en su casco urbano pasa por el soterramiento. «Pero mientras tengamos que pagar nosotros la mitad, es imposible».

El Ayuntamiento de Paterna sí ha decidido asumir el coste de unas obras para mejorar la seguridad de la línea de metro a su paso por la localidad. En concreto, de dos de los pasos a nivel situados al sur del casco urbano, a cuya sustitución por pasos subterráneos el consistorio destinará 3,5 millones de los 20 que invertirá del plan europeo de mejoras urbanas. Y en Museros, las continuas quejas de los vecinos por el ruido que provoca el paso de los trenes por el centro de la localidad, principalmente a la altura del paso a nivel y la estación por el mal estado de las traviesas de madera. Para solucionarlo, FGV acaba de adjudicar por 192 millones el proyecto para cambiar las traviesas de madera y la explanada y sanear la plataforma.

En Paiporta, llevan años reclamando mayor seguridad en el paso entre los andenes ya que los peatones deben atravesar las vías literalmente. Un técnico de FGV visitó la estación ante de verano para tomar nota y en el consistorio esperan que en los nuevos presupuestos se incluya una actuación que mejore las medidas de protección.

En Mislata también confían en que en 2017, tras muchos años de reclamaciones, se acometa el proyecto para hacer accesible las dos estaciones del municipio para que las personas con movilidad reducida puedan usar el transporte.

En Rocafort reclaman más frecuencia de paso de la Línea 1 y mayor franja horaria los fines de semana.