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Encuentro en el Puig de Santa Maria

¿Quién habla por los pueblos?

El cronista del Puig Julio Badenes ofrece una crónica de lo que supuso un reecuentro con la historia, com amplio respaldo de las instituciones

¿Quién habla por los pueblos?

¿Quién habla en nombre de nuestros pueblos o ciudades? Todos vivimos en un municipio, pero, ¿quién lo defiende?, ¿quién se puede elevar por encima del presente y ver más allá de lo inmediato, en el pasado histórico que los impulsa y condiciona, y entrever el futuro que les espera si siguen por la senda emprendida sociopolíticamente? ¿Quién es capaz de ver el engranaje histórico-social que puso en marcha el devenir histórico-cultural de nuestros pueblos y ciudades; de adivinar la dirección, adecuada o inadecuada, ética o incívica, solidaria o egoísta que les dirige?

Cinco días después de haber concluido esta XXXI Asamblea de Cronistas de la Comunidad Valenciana, la primera a la que he asistido, he podido apreciar que esa labor ininterrumpida, que se va relevando y sucediendo a lo largo del tiempo, no por acumular datos históricos sino utilizándolos como medio, y exprimiéndoles su valor, para impulsar el presente y el futuro, es la realizada por los cronistas. Convirtiéndose, por tanto, en guardianes, defensores y constructores de nuestra Historia, partiendo de la recuperación de nuestro patrimonio histórico, es decir, de la única fuente que poseemos los valencianos como referente para ir logrando, paso a paso, año tras año, y siglo tras siglo, la sabiduría suficiente que lleve a nuestras sociedades y pueblos a construir proyectos humanos que logren la felicidad de todos, no de unos pocos, como nos enseñó Platón en su República.

Inaugurar las sesiones en el Museo de la Ciudad de Valencia fue todo un honor. Y, la conferencia de Jesús Huguet sobre Jaume I y los cátaros valencianos, considerados herejes por la Iglesia Católica, fue un nuevo reconocimiento de la Religión como motor de nuestra Historia.

La segunda jornada fue toda una lección sobre cuál es la labor del Cronista. Allí, Alfred Bernabeu i Sanchis, autorizado por todo el conocimiento al que, desde hace años, le impulsa el amor por su municipio, nos mostró un Ontinyent que va recuperando todo el patrimonio que le define e identifica. Fue todo un ejemplo de sostenibilidad patrimonial percibir como su alcalde, Jorge Rodríguez y sus concejales, saben escuchar y aprovechar, para dirigir ética y políticamente esta histórica ciudad, las lecciones que proporciona la reflexión sobre el patrimonio histórico y el asesoramiento de su cronista.

El colofón de la Asamblea tuvo lugar en el Puig de Santa María, el lugar en el que nuestro devenir cultural, como valencianos, dio un giro histórico. Por la mañana visitamos la ermita de sant Jordi, lugar en el que las dos culturas que nos definen trataron de evitar lo inevitable, la fusión entre las culturas musulmana y cristiana. Seguidamente, la alcaldesa Luisa Salvador, acompañada de los concejales Julià Oriola y Vicent Porta, dio la bienvenida y agradeció la encomiable labor de los cronistas como mantenedores de la llama de la conciencia histórica de los pueblos valencianos.

Las sesiones de trabajo continuaron en el Centre Cultural La Marina, en donde su director, Paco Orts, habló sobre la importante labor del cronista en la recuperación de la historia patrimonial. La visita al monasterio mercedario del Puig descubrió las claves y motores de la conquista de Valencia. Los cronistas, capitaneados por su presidente Francesch Momblanch y su secretario José Ramón Sanchis, coincidieron en la inminente necesidad de restaurar las pinturas del Camarín de la Virgen de Vergara y de iniciar la recuperación del Castillo del Puig de Santa María, centro de operaciones desde el que se preparó la conquista.

La «olla de Sant Pere Nolasc», verdadero patrimonio histórico culinario, cocinada por los clavarios Sigfrido Ros y Vicente Flores fue degustada para finalizar la XXXI Asamblea.

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