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Retratos de la Huerta

El cultivo del kiwi deja de ser la gran alternativa

La bajada del precio, las altas temperaturas y los robos ya no compensa la gran inversión que hicieron los agricultores para reconvertir sus campos de naranja

Uno de los productores en un vivero. G. C.

Hace diez años el kiwi entró con fuerza en la agricultura de l'Horta. Zonas como Picassent y Alcàsser vieron en el cultivo de esta fruta tropical la alternativa a la naranja, muy devaluada y que estaba ahogando económicamente al sector. Los agricultores veían factible el cultivo de esta fruta tropical en tierras valencianas, reconvirtiendo sus campos de naranjos, por varios motivos.

Lo avalaban los datos de consumo: España era el país que más consumía kiwi y sin embargo solo se producía el 3%.

También favorecía las condiciones climatológicas, ideales para este tipo de cultivo en L'Horta, donde es una de las pocas zonas donde la temida bacteria PSA no ha irrumpido y además cuentan con un sistema de regadío, propio de la naranja, cien por cien aprovechable, ya que el kiwi necesita mucha agua.

Y sobre todo la llegada de naranja de Grecia e Italia a un precio muy bajo estaba minando la economía del sector agrícola que se daba cuenta que no podía subsistir.

El cultivo del kiwi, sin embargo, requiere de una gran inversión. En Picassent además se ha aportado por cultivarse en cubierto, lo que aumenta la inversión en infraestructuras que ronda los 40.000 euros por hectárea.

Desde que se prepararan los campos hasta que se pudo cultivar pasaron más de cinco años, y otros tantos para obtener las frutas. Compensaba, sin embargo, el precio final, 60-70 céntimos, según los calibres, llegando incluso a 90 céntimos, tratándose de un precio muy bueno para el agricultor.

Las esperanzas son tan grandes que en 2011, 50 productores se agrupan bajo el nombre de SAT. Actinidia, utilizando para la comercialización de sus productos la marca comercial registrada Actinis.

El kiwi de L'Horta tiene tres características que lo diferencian de los demás kiwis del mundo: Su sabor, su calibre, mucho más grande que puede llegar a pesar 200 gr y las fechas en las cuales se recolecta, entre finales de noviembre y principios de diciembre, justo cuando Nueva Zelanda y Chile van terminando sus campañas y la calidad de la fruta de estos países ya no es tan buena, y aproximadamente entre un mes y medio y dos meses antes de comenzar la temporada de Italia, Portugal o Galicia.

Sin embargo, esas grandes esperanzas se han ido desvaneciendo en los últimos dos años. En esta última campaña se ha producido una gran bajada en la producción. De 700,000 kilos que se llegaban a producir al principio se pasó a 150.000 kg. La principal razón, el precio final. Muchos agricultores tuvieron que recurrir a la empresa Openagro SL, que actúa de intermediaria, para dar salida a sus productos llegando a liquidar a 25 céntimos la pieza, tres veces menos del precio estimado.

Los robos de cerca de 15.000 kilos que se vienen produciendo en el último mes en los campos de Picassent y su venta ilegal en los mercadillos a un precio muy bajo y sin la calidad que se requiere, tampoco han ayudado y está obligando a muchos agricultores a adelantar la recolecta. Incluso Picassent se ha visto obligada a solicitar ayuda a las fuerzas de seguridad autonómicas para aumentar la vigilancia tanto en los campos como en los mercados.

Y a todos esos problemas se añade este año las altas temperaturas. El kiwi necesita 400 horas de frío, y en uno de los años más calurosos que se recuerdan, esta falta de bajas temperaturas incide directamente en una disminución de la producción.

El kiwi, lamentablemente, ha dejado ser la gran alternativa a la naranja que se esperaba.

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