A pesar de tener un monumento de alto valor considerado Bien de Interés Cultural, como es la Torre, el centro histórico de Torrent sufre un proceso de despoblación, que puede llegar a generar en el futuro problemas sociales, y además está abandonado y deteriorado. En ello han coincidido los principales expertos que desde el lunes participan en las primeras «Jornadas Torrent'em-plaça», que se celebran en l'Antic Mercat.
La causa de la degradación que sufre desde hace décadas es la falta de una normativa que lo regule „un plan especial de protección„, pendiente desde 1998, cuando se aprobó la Ley de Patrimonio, y que se viene trabajando por diferentes técnicos externos desde el año 2000, sin que haya salido adelante un documento definitivo que permita planificar inversiones y dé las directrices a los vecinos sobre lo que pueden hacer.
Los resultados son la despoblación unida al envejecimiento de los residentes, elemento vital que frena otros como la rehabilitación de patrimonio o la revitalización comercial.
El arquitecto Víctor García, de AUG Arquitectos, el grupo multidisciplinar que redactó el Plan Especial de Protección y Reforma Interior (Pepri) del centro histórico de Torrent, considera que «no es posible que en la Comunitat Valenciana, una ciudad como esta siga sin ese instrumento, cuando hay otras similares en otras autonomías que aprobaron sus planeamientos hace 20 años y ahora los están revisando».
El técnico denunció ayer que su grupo realizó «un enorme trabajo» para redactar el plan, que incluyó «una fase de participación con 397 encuestas, casa por casa» y pero el documento sigue pendiente de aprobación, años después. El Pepri y el catálogo de edificios protegidos se aprobaron provisionalmente en el pleno y se sometieron a exposición pública. «Así como el plan recibió siete y ocho alegaciones, contra el catálogo recurrieron más de 70 personas, una cifra muy elevada que nos hizo pensar que era el propio ayuntamiento, en la legislatura anterior, el que animaba a los vecinos a ir contra el documento». La consecuencia fue que las alegaciones, «a pesar de que hicimos un enorme trabajo de estudiarlas, una a una, e informarlas», nunca fueron contestadas, por lo que la tramitación del plan y el catálogo no se completó y no están aprobados de forma definitiva, además de existir ahora en el consistorio un documento original con 91 edificios protegidos y otro resumido, donde solo quedan 42. «No podemos seguir dándole vueltas por falta de compromiso político», sentenciaba ayer Víctor García, que también culpa a la dirección general de Patrimonio de la tardanza en emitir informes.
El experto considera que el plan del centro histórico «debe abordarse de forma integral» con el objetivo prioritario «mantener el carácter residencial» porque ello propiciará la recuperación del comercio, el crecimiento de servicios y otros. «Si no se interviene pronto, estaremos ante problemas más graves», sentenció. En el lado positivo, García señala que es una zona «cómoda» para vivir porque es plana, que aún mantiene un porcentaje elevado de residencia, aunque vaya a la baja y que sigue teniendo implantación asociativa.
