Suena a tópico pero, en este caso, es inevitable. A Aury (pese a no ser un galgo sino un pastor belga malinois) le vienen «de casta» sus prometedoras facultades optativas. Esta perrita es hija de Urko, el perro detector de drogas, billetes y explosivos de la Policía Local de Paterna, y de Angy, una perra entrenada para la detección de personas. Y, además del olfato, en sus dos meses de vida ya ha demostrado valentía, efusividad y ganas de jugar, lo que la convierte en una candidata ideal para ser adiestrada en su futura labor: la detección del cáncer de próstata.

Fue ayer cuando el alcalde Juan Antonio Sagredo, y Jesús Cortés, responsable de la Unidad Canina de la Policía Local, donaron a Aury a la asociación valenciana de Cáncer y Detección Olfativa Canina (CDOC) para que, en colaboración con el Instituto de Investigación Sanitaria del Hospital La Fe, sea entrenada en la detección olfativa de los marcadores del cáncer en muestras de orina. Durante el encuentro se incidió en la capacidad sensorial de las células olfativas de los perros y en cómo el adiestramiento de esta cualidad está consiguiendo que estos animales detecten sustancias volátiles del cáncer de próstata en etapas muy tempranas, un diagnóstico que —tal como ha explicado Natividad Sebastián, investigadora del Instituto de Investigación Sanitaria de La Fe—«evitará hacer biopsias a los pacientes».