No había vecino ni aficionado al fútbol en Albal que no conociera ni estuviese familiarizado con Ramón Alapont. El municipio rinde tributo en estas semanas a quien fuera uno de los grandes y desinteresados promotores del deporte, fallecido el pasado 23 de agosto a los 68 años al no superar un cáncer.
Muchos de los que fueron sus discípulos en las cuatro décadas en los que estuvo vinculado al Albal CF se han movilizado para inmortalizar su legado y su figura. Dos son los objetivos: recaudar 12.000 euros para pagar un busto que reproduzca su imagen y que el Ayuntamiento, que ya ha dado su visto bueno, dedique en el nombre de Alapont el paseo que lleva desde el centro de la localidad hasta el polideportivo de Santa Anna, y por el que era tan usual verlo cada tarde, camino del campo Pepe Paredes.
La pasada semana se celebró uno de los actos principales para recaudar dinero, en la celebración de un amistoso en el que se midieron el Albal y el Alcàsser. El pueblo se volcó con su presencia en las gradas y caras famosas, como el exjugador levantinista Juanfran García, prestaron su imagen para atraer la presencia del público. Con los ingresos del partido, junto a la rifa de una camiseta firmada por los jugadores Atlético de Madrid, se lograron reunir más de 2.000 euros. Un dinero que se acumula con el ingresado semanas atrás en la gala benéfica del Festival de la Cançó celebrado en la Casa de la Cultura.
El próximo mes de febrero, los promotores de la iniciativa, un grupo conformado por exjugadores del Albal nacidos entre 1973 y 1985, montarán una caseta en las fiestas de Sant Blai en las que se sortearán camisetas firmadas del Valencia y Barcelona. Para rematar la iniciativa, hacia el mes de marzo hay previsto un triangular en el que se medirán el Albal, contra el Alcàsser y el Gandia, clubes en los que también estuvo vinculado Alapont.
«Era adorado por todos»
Bajo la tutela de Alapont pasaron centenares de niños y niñas, e incluso sus futuros hijos. Entre esos jugadores, que le apodaban cariñosamente como «la abuela», su aportación fue clave para formar a jugadores de élite, como el guardameta Raúl Chilet, que llegó a militar en Levante UD y Córdoba. Iván Palomares, uno de sus más cercanos colaboradores, hasta que la enfermedad le obligó a retirarse, describe el «inmenso cariño» que Alapont despertaba en niños y en los padres: «Era una persona adorada por todos, que daba todo lo que tenía para ayudar y formar no solo deportistas, sino también personas».
