La red de municipios que integran la línea defensiva Inmediata, construida por el Ejército republicano para defender Valencia durante la Guerra Civil, sigue su andadura. Tras la constitución oficial y el inicio del trabajo técnico, los pueblos que se han adherido „de la comarca de l'Horta y del Camp de Turia„ han de ratificar en sus plenos la pertenencia. Según informan fuentes de la red, los últimos municipios en aprobar en pleno su unión han sido El Puig y Rafelbunyol.
Esta red de municipios busca impulsar la rehabilitación de la red de trincheras y otros elementos que integran la línea defensiva Inmediata y también su protección, inicialmente como Bien de Relevancia Local y, posteriormente, con una figura autonómica global.
De forma paralela a la creación de este consorcio de ayuntamientos, la exposición gráfica de José Aleixandre sobre la red sigue recorriendo los municipios afectados con la incorporación de nuevas imágenes. Esta misma semana se ha inaugurado en Bétera, en el edificio del antiguo ayuntamiento, donde estará hasta el día 13 de enero. La línea Inmediata comienza en el municipio del Puig y finaliza en los Carasoles de Riba-roja y Manises.
Durante la batalla por la toma de Valencia, una vez los franquistas habían alcanzado Vinarós en su ofensiva por el Maestrazgo el 15 de abril de 1938, el Estado Mayor Republicano ordenó los Ejércitos de Levante y Maniobra que iniciaran la construcción de líneas defensivas en retaguardia, de manera que permitieran repliegues ordenados de los frentes. De este modo, además de la construcción de una gran línea de defensa, la XYZ, se encargó la edificación de la Intermedia y de la Inmediata „la más cercana a Valencia.
La defensa del «cap i casal»
«El Estado Mayor republicano encargó al Teniente Coronel de Ingenieros Sebastián Carrer Vilaseca que dirigiera la construcción de la Inmediata, trabajos que se iniciaron el 22 de julio de 1938 y que solo finalizaron al acabar la guerra el 29 de marzo de 1939», dice la memoria de la exposición que se ha inaugurado en Bétera. «Las fortificaciones se situaron estratégicamente con el objetivo de impedir el avance desde las carreteras de Barcelona, Náquera, Bétera, Paterna, Llíria, Riba-roja y Manises hacia Valencia, construyéndose a una distancia de unos 12 kilómetros de la capital, para evitar que los bombardeos de la artillería de campaña del ejército de Franco, afectasen a la ciudad, como pasó en el caso de Madrid que las defensas se encontraban en la Casa de Campo», se indica.
