La sala de lo Civil y Penal del Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana ha confirmado la sentencia de la Audiencia de Valencia que condenó a 17 años de prisión a un hombre que mató a otro de una paliza en los alrededores de una discoteca de Albal. Los hechos sucedieron en marzo de 2015 cuando el condenado fue expulsado de una discoteca de Albal tras golpear a la víctima en la cara. Tiempo después, el fallecido salió del local, coincidió de nuevo con el agresor y se inició una pelea. La sentencia considera probado que el condenado, que había practicado boxeo y jiu-jitsu, pegó varios puñetazos en la cara al fallecido y le estampó varias veces la cabeza contra el suelo con extrema violencia, hasta que quedó inconsciente. La víctima falleció días después en un centro hospitalario. El condenado ha de indemnizar a los padres del fallecido con 200.000 euros.

El tribunal señala que debe tenerse en cuenta que el forcejeo primero se mudó en un ataque «brutal e imprevisible» que «careció de idoneidad para provocar a una posible reacción defensiva por parte» de la víctima. Además, añade que la práctica por el condenado de disciplinas de lucha unida al hecho de que terminó su oponente en el suelo y el agresor se sentó a horcajadas sobre él y le golpeó «con gran fuerza y violencia», otorgan a los puños, el medio empleado, «una perspectiva adicional para nada irrelevante. Asimismo, subraya que, contrariamente a lo sostenido por el recurrente, no ha quedado probado que la víctima fuera un sujeto «defensivamente activo» o que el condenado actuara en legítima defensa y la víctima pudiera, en ese escenario inicial de discusión, «prever un ataque tan brutal con resultado de muerte».