La suerte, como casi todo en la vida, viene y va, y por un golde de azar te encuentras en el bolsillo con varias participaciones „a razón de 24.000 euros cada una„ agraciadas con el primer premio del sorteo del Niño. Sucedió en Torrent el pasado seis de enero, y ayer se celebró un seminario con el objetivo de «informar de una inversión responsable tras verse agraciado por la Lotería», apuntaba Francesc de Paula Pons, coordinador de la jornada.
Uno de los ponentes ahondó en la «parte emocional brusca y brutal» que surge tras ganar la Lotería, pero, en general, «no estamos acostumbrados a gestionar esas fuertes emociones» y «puede convertirse en un problema para gestionar el capital, tomando decisiones erróneas bajo estados emocionales impulsivos». Eduardo Alonso, economista y psicólogos, habló desde la experiencia y el respaldo de los estudios, que dicen que «8 de cada 10 personas habían dilapidado su dinero en cinco años en inversiones ruinosas y un consumo galopante, con pérdida de las nociones humanas más básicas o un mal asesoramiento. Nos ofuscados».
Y puso un claro ejemplo. Un gallego resultó ganador en un sorteo de la Bonoloto con nueve millones de euros. «Coches de alta gama, consejos ruinosos de amigos, fiestas para alardear, préstamos que no le devolvieron... Diez años después debía dinero», relató Alonso. Por ello, aboga por «detenerse y pensar antes de actuar de forma impulsiva y gastar o invertir en algo que no hemos madurado previamente. Lo importante es la sensatez, la serenidad y tomar conciencia de mi relación con el dinero y preguntarnos ¿Va a llenar un espacio vacío de mi vida? ¿Me va a dar más felicidad?», expuso el ponente. Y él mismo contestó: «Sólo con reflexión podemos evitar tomar decisiones que luego serán perjudiciales y de las que nos arrepentiremos».
En el seminario organizado por el consistorio se dieron cita una veintena de asistentes, más interesados en formas de inversión o de iniciar un negocio que premiados, contados con los dedos de una mano. Entre ellos estaba José, con dos participaciones del Sant Sepulcre. Tiene 30 años y está desempleado. «A ver si me dan alguna idea, yo tengo algunas pero a ver si aquí me las confirman o me dirigen hacia otro lado», comentaba a este diario. Su objetivo pasaba más por «la inversión» que por «montar un negocio, que con dos papeletas no da para mucho».
Otro de los que escuchaba atento era Tomás, un funcionario agraciado con dos participaciones. «Vengo a buscar algo que me aclare qué es lo que podría hacer y aprender a utilizar mis recursos», describía, para apuntar que más que invertir «es saber la forma de no gastarme el dinero sin que me dé cuenta».
Por su parte, Joan Gandia y Carles Seguí detallaron una serie de opciones para inversiones en plataformas online, microcréditos, pequeñas aportaciones industriales o en entidades sociales, y el actual crowdfunding. Pero siempre valorando los criterios de seguridad en el entorno, rentabilidad, disponibilidad y tranquilidad desde los valores personales. Sea cual fuere lo escogido Seguí sentenció: «No toméis decisiones desde la emoción, hacerlo desde la razón».
En cambio, Mónica Blesa, economista, informó sobre los aspectos fiscales que comporta ganar un premio de Lotería. Las cuantías ganadas superiores a 2.500 euros sufren la retención del 20%, que ya quedará deducida cuando el afortunado cobre de la entidad financiera. Por tanto, de un décimo de 200.000 euros se deducirá sobre 197.500 euros, quedando en limpio para el ganador 160.500 euros. En el caso de una papeleta del Sant Sepulcre, el procedimiento no es el mismo, ya que cada participación equivale a la décima parte de un billete, con lo que los primeros 250 euros están exentos de retención. De 24.000 euros, el agraciado se queda con 19.250. A su vez, Blesa indicó que si un ganador de varias papeletas recibe el dinero y lo reparte entre sus hijos también deberá pagar el impuesto de donaciones.
