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Queja de un barrio

Vecinos de Paterna denuncian los molestos cantos de un gallo

El quiquiriquí despierta al barrio a las cinco de la mañana desde el corral de una casa sin habitar -La policía no localiza al dueño

Vecinos de Paterna denuncian los molestos cantos de un gallo

Son las seis de la mañana, aún es de noche, pero ya hace unos minutos que un matrimonio de la calle Trinquet de Paterna mira al techo sin poder dormir. Su habitación en la vivienda situada en un cuarto piso ha sido ocupada por un ruido que lo llena todo y que imposibilita cualquier intención de seguir descansando hasta que suene el despertador. Es el estridente quiquiriquí de un gallo que todas las madrugadas emite su poderoso canto desde el corral de una casa sin habitar situada en la misma calle. En ese momento se encienden las luces de las habitaciones de otras viviendas de esta zona de Paterna, cuyos moradores seguramente también han sido despertados por el canto gallináceo. «Hay veces que nos despertamos incluso antes de que empiece a cantar porque ya estamos obsesionados», señala a Levante-EMV otro de los vecinos.

«Muchos a los que les cuento esto se ríen, pero ya no podemos más. Todos los días nos estamos despertando a las cinco, o a la seis, por culpa del gallo. Y de momento nadie nos ha dado ninguna solución», explicaba ayer una de las afectadas, que ya ha pedido al ayuntamiento que intervenga en este asunto. «Es imposible descansar a partir de esa hora, todos los días, incluso en esta época del año en que todas las ventanas de la vivienda se encuentran cerradas, despertando incluso a los niños pequeños», recoge la de momento única instancia que ha llegado al consistorio. «Pero yo ya tengo listas una denuncia mía y otra de mi hija pidiendo lo mismo, y dos vecinos más de esta calle también las están preparando», añade el propietario de un piso en la calle Federico García Lorca, cuya habitación también da directamente al corral en el que se origina el conflicto.

Desde que llegó el pasado 11 de enero la primera petición de ayuda al ayuntamiento, la Policía Local ha realizado dos informes en los que se comprueban las molestias denunciadas y que se han remitido al negociado de animales municipal. Además, un policía de barrio se ha personado hasta en tres ocasiones en el domicilio en el que se guarda al gallo, sin haber podido de momento localizar al responsable del animal. El propietario de la casa (una vieja vivienda unifamiliar rodeada de fincas, lo que amplifica el volumen del canto) figuraba como residente en Valencia pero ya ha fallecido y, según señalaron fuentes municipales, el inmueble podría estar alquilado o cedido al responsable del animal, aunque éste no vive allí.

Según han podido comprobar los afectados, el hombre solo entra en la casa una o dos veces al día para dar de comer al gallo y a otros animales (varias gallinas y un perro, según han podido comprobar los vecinos) que tiene en el corral. «El perro, el pobre, ni ladra ni hace nada „asegura la familia que ha pedido la intervención del consistorio„. El gallo lo tiene acobardado». El hijo de seis años de este matrimonio tuvo que irse un fin de semana a dormir a casa de su abuela «porque si estoy en mi casa me despierto muy pronto».

«Nosotros lo empezamos a escuchar bien a principios de año. Desde entonces todos los días, y antes de que salga el sol, se pone a cantar y ya no podemos dormir hasta la noche», señala la primera denunciante. En la calle Ramón Ferrando otra vecina que barre la acera asegura que el gallo canta fuerte desde bastante antes de Navidad y confirma que, pese a que su piso está más alejado del epicentro del problema, las molestias son diarias. «Lo llevamos mal, aunque ahora que las ventanas están cerradas se nota menos. En verano ya cantaba, pero es ahora cuando lo hace de forma constante».

«Mi hijo se tiene que ir a la otra parte de la casa porque su habitación le da al corral y no hay manera de poder dormir», tercia un jubilado cuyo piso en la calle Trinquet da justo en frente de la casa. «Yo antes me levantaba a las seis y media porque tenía un bar „recuerda un residente en la calle García Lorca„, pero desde principios de año, que es cuando se ha desbocado, me estoy levantado antes de esa hora. Me está fastidiando la jubilación».

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