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«El negocio tradicional ha ido perdiéndose. La gente es muy cómoda, lo compra hecho y si se rompe, otro»

«El negocio tradicional ha ido perdiéndose. La gente es muy cómoda, lo compra hecho y si se rompe, otro» c. l.

La Asociación El Bolitxo de Sedaví inauguró ayer por la tarde la exposición «Els nostres fusters», un repaso a la historia de este oficio tradicional con una muestra que recoge más de 90 herramientas para trabajar el arte de la madera, algunas de ellas con una edad superior a los cien años. La iniciativa, abierta hasta el 11 de marzo, está basada en el taller y los utensilios de Felipe Ferrer (Sedaví, 1942), un carpintero jubilado y la cuarta generación de oficio en la cuna del mueble.

¿Cómo siguió la saga de carpinteros que inició su bisabuelo hace más de un siglo?

Primero fue mi bisabuelo y luego mi abuelo los que decidieron ser carpinteros. En aquella época, la mayoría de encargos eran puertas y ventanas, pero como casi todo el mundo era labrador, hacían elementos de labranza como carros, horcas, calafats para los barcos de la Albufera... Antes no era como ahora, había cuatro calles y con poco nos apañábamos. Cuando yo tenía diez años, mi padre me sacó de la escuela. Quería que le ayudara a calentar la cola, que era en pastillas y había que hervirla, a barrer, a traer el agua, ya que no había potable en el grifo, acompañarle a algún remiendo... Pero también iba a repaso para saber multiplicar y poder llevar los números. Con el paso de los años fui cogiendo el oficio y he acabado haciendo cosas con mucho gusto.

Pero sus hijos no han querido continuar el legado

Tengo dos hijos, pero ninguno de los dos han decidido continuar. Uno es médico y el otro protésico, y han escogido por otro camino, así que he sido el último de la saga.

¿Qué le parece la exposición en su propio taller?

Es una cosa que nunca esperaba que se hiciera, pero es una satisfacción muy grande poder mostrar todo esto a gente del pueblo o a los niños de los colegios. Hay herramientas de mi bisabuelo que tenía guardadas como un serrucho para cortar el tronco en línea recta y otras más antiguas.... También hay cerraduras que me iba guardando de los remiendos que hacíamos en las puertas y todos funcionan todavía.

¿Cómo ve el oficio tradicional?

Siempre queda algo, pero ya no es como antes. La gente se ha vuelto muy cómoda, va a cualquier gran superficie, lo compran hecho y cuando se rompe, otro. Antes, me decían quiero una puerta buena y yo iba a comprar movila de esa antigua y hacíamos una buena puerta que todavía aguanta. Eso ha desaparecido, aún hay puertas así pero carpinteros que sepan hacerlas, pocos. Hay quien va a ganar dinero pero a aprender, pocos. Y eso yo lo veo mal. El negocio tradicional ha ido perdiéndose.

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