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Estudio

Exilio de Madrid a Paiporta

El municipio albergó la residencia femenina de estudiantes de Madrid cuando estalló la Guerra Civil

La casa de l'Hort de les Palmes acogió la residencia femenina de estudiantes. l-emv

«Era un lugar donde se formaba a mujeres para la república». Habla la investigadora Cristina Escrivà y se refiere a la Residencia de Señoritas de Madrid, que se trasladó a València y Paiporta en 1936 tras estallar la Guerra Civil. Sobre su estudio disertó ayer en el Museu de la Rajoleria en una conferencia programa con motivo de la Semana de la Dona.

La residencia de mujeres nació en 1915, en lo que eran las antiguas instalaciones de la residencia de estudiantes de la calle Fortuny de la capital, donde asistieron celebres personajes como Dalí o Buñuel. La primera directora fue María de Maeztu. En 1936, el gobierno, ministerios y proyectos educativos fueron evacuados a consecuencia del conflicto, acaparando Valencia gran parte de los organismos exiliados. La Residencia de Señoritas, que pasó a denominarse Residencia de Estudiantes Grupo Femenino, fue ubicada en València y Paiporta. En la Casa de la Cultura, en el 42 de la calle La Paz de la capital, se instalaron las jóvenes que estudiarían en la universidad, mientras que en la villa de l'Hort de les Palmes se asentaron chicas de entre 15 y 18 años.

Según apunta Cristina Escrivà, se eligió Paiporta por su buena conexión con València y porque en l'Hort de les Palmes, «las chicas podían tener un mayor contacto con la naturaleza para su huerto y la granja». La investigación detalla que las jóvenes, muchas de ellas de la burguesía republicana, recibían «enseñanza laica y liberal para formarse y luego desarrollar profesiones libres, muy distinta de la dogmática y religiosa».

La aportación de María Moliner

En total, había unas treinta chicas, aunque algunas de ellas ya iban a la universidad pero residían en Paiporta. A ellas se sumaron féminas de clase obrera que ingresaron en la residencia mediante becas, ya que era una institución de pago. Además de recibir la enseñanza acorde a su edad, las chicas iban de excursión, se bañaban en la balsa, practicaban educación física o hacían las labores de aquel colegio mayor que rompió la tranquilidad y monotonía del pequeño municipio dedicado a la huerta. En la última etapa de los tres años de permanencia en el Hort de les Palmes, la directora fue la lexicógrafa y bibliotecaria María Moliner.

La intención de Cristina Escrivà es seguir investigando para tratar de localizar a todas aquellas mujeres que aparecen en los archivos, o sus familiares, para detallar sus biografías y testimonios.

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