Un año más, y van 19, Fernando Dávila, vecino de Benetússer, ultima la planta de la falla creada con sus propias manos, que esta vez se ha retrasado por las inclemencias metereológicas. La temática infantil vuelve a destacar en esta pequeña falla que lleva por nombre "Jocs i fantasía", y en la que se pueden contemplar bolos a punto de ser devorados por una bola llena de dientes, un avión de juguete o un peculiar parchís todo ello rematado por un gigante oso de peluche. "Me gusta que los niños se acerquen a la falla porque como no entra en concurso pueden tocarla y hacerse fotos sin problemas", señala Fernando , que mantiene viva la ilusión desde el primer día. Los materiales los saca de la fábrica de muebles de su propiedad y de los cartones que le van donando los vecinos. "Cinco días después de quemar la falla ya empiezo a trabajar en la siguiente", asegura este artista autodidacta que confiesa tener a su jurado particular entre los miembros de la familia, "ellos desde fuera ven los defectos que muchas veces yo soy incapaz de ver", defiende.