En la calle Pasaje Bilbao de Benetússer ya se han acostumbrado a ver una falla plantada pese a que no hay ningún casal. Diecinueve años lleva Fernando Dávila poniendo en pie una falla creada con sus propias manos. «Un año más lo hemos conseguido, aunque pensaba que este año debido al mal tiempo iba a ser difícil plantar», explica mirando su falla orgulloso.

La temática infantil vuelve a destacar en esta pequeña falla que lleva por nombre «Jocs i fantasía», y en la que se pueden contemplar bolos a punto de ser devorados por una bola llena de dientes, un avión de juguete o un peculiar parchís todo ello rematado por un gigante oso de peluche. «Me gusta que los niños se acerquen a la falla porque como no entra en concurso pueden tocarla y hacerse fotos sin problemas», señala Fernando, que mantiene viva la ilusión desde el primer día, aunque confiesa que hace unos años empezó a plantearse dejar esta afición «pero entonces llego el tema solidario».

El tema solidario, como él lo llama, es que desde hace tres años la falla tiene como fin recaudar fondos para la Junta Local contra el cáncer de Benetússer. Con la ayuda inestimable de los vecinos y de la asociación de carnavales, se preparan en torno a la falla comidas y cenas solidarias. «El año pasado recaudamos más de 1.000 euros y este pasado domingo organizamos unas paellas y acudieron más de 150 personas, rifamos hasta un muñeco mío, lo que sea para recaudar fondos», explica Fernando, que no le importa seguir poniendo todo de su parte para ese fin.

«Cinco días después de quemar la falla ya empiezo a trabajar en la siguiente», señala mientras aún está rematando la pintura de esta, que él mismo compra, al igual que el resto de materiales que saca de su fábrica y de cartones donados por los vecinos.