La «ofrena» es, para muchos falleros y falleras, el acto central de las fiestas. Quizá por su solemnidad, por su vistosidad, por la alta participación o por su componente religioso, pero rara es la fallera mayor que en una entrevista no elige la entrega de ramos a la Virgen como su acto preferido. Por ello, cabe destacar la labor oscura que realizan los «vestidors» de la virgen, ese grupo de hombres y mujeres que además de ir dibujando el manto de la patrona con las flores que les van entregando las comisiones, trabajan durante meses para que canalizar tanta devoción, emoción y sentimiento.

En Paterna, los 17 «vestidors» de la Virgen que esta tarde colocarán los alrededor de 1.400 ramos que les vayan entregando las fallas, están coordinados por Enrique León. «Nuestro trabajo empieza justo después de l´apuntà, que es el primer acto del ejercicio fallero. Para ser vestidor hay que ser fallero, y cuando eso está ya claro, antes de agosto celebramos la primera reunión. Ahí ya empezamos a coordinarnos, a hablar sobre el diseño del manto que vamos a presentar».

Explica Enrique que cada vestidor suele traer su dibujo ideal para el manto de la patrona, y entre todos eligen el mejor o ponen en común varias ideas para encontrar el diseño ideal. «Yo soy un poco el organizador. Tengo un croquis que nos pasaron hace años los anteriores vestidores, y cada cuadrito del croquis corresponde a un ramo. A partir de ahí sabemos cuántos ramos harán falta, cuántas flores de cada color y dónde deberán ir».

De momento, las nuevas tecnologías se mantienen ajenas a esta labor. No existe aún un programa informático que pueda diseñar el manto de la Virgen y calcular en milésimas de segundo el número de ramos necesarios para ejecutarlo. «Alguna vez he pensado que estaría bien, pero cuando me pongo a hacerlo me gusta estar tiempo preparándolo. Lo hago muy a gusto, es un acto de devoción», señala el vestidor paternero.

Y es que la devoción es, según Enrique, el motivo principal que lleva, a él y a sus compañeros, a ser vestidor de la patrona. «En un día como el de hoy podrías estar con tu comisión comiendo, o desfilando con ellos, pero prefieres estar aquí, de 8 a 2 y de 4 a 10. Es un trabajo que haces muy a gusto».

Durante los últimos meses, los «vestidors» han estado también coordinándose con las comisiones paterneras, diciéndoles cuantos ramos tienen que llevar y de qué colores para dibujar el manto de la Virgen. «Normalmente se utilizan claveles y el rojo es el color más habitual. Pero también nos dan los ramos de las falleras mayores, que son más grandes, y también las canastillas», señala. Enrique explica además que cada falla elige la floristería en la que adquiere los ramos, por lo que algunos llevan más o menos verde, e incluso más o menos flores. El coste de cada ramo también depende del comercio: «pueden ir desde los 3 euros y medio hasta los 12».

Señala Enrique que en la «ofrena» de esta tarde no habrá novedades, aunque sí que se consolida una «tradición» que se inició en 2016. «Mantenemos el ofrecimiento a la virgen que hacen las familias de los bebés que hayan nacido en este ejercicio fallero. Habrá incluso un niñó que nació hace solo cinco días».