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Menos empresas industriales, pero más grandes

Industa ha ampliado plantilla y producción y comprado naves en Moncada de firmas que no han podido resistir a la crisis

Al contrario del incremento de empresas registradas en el sector terciario de la comarca, la industria y la construcción parecen no haberse recuperado de la crisis. Tal como recogía ayer este periódico, las cifras del IVE demuestran que en 2016 había en l´Horta 520 negocios industriales menos que en 2012, y 720 menos dedicados a la construcción. Joaquín Ballester, gerente de la asociación de empresarios de Fuente del Jarro (Asivalco) destacaba ayer el «peligro» que supone la decadencia del sector industrial, ya que «un país sin agricultura o sin empresas de primera transformación, es decir, un país que no produce productos propios, será especialmente vulnerable cuando vuelva a haber una crisis internacional». Y en el mismo sentido se expresaba Diego Romà, gerente de Fepeval y Aemon: «es importante que haya empresas grandes porque allí es más fácil desarrollar el I+D+i o crear empleo».

De todas formas, tanto Romà como Ballester destacaban otro fenónemos provocado por la crisis además del de la consolidación del dominio del sector servicios: hay menos empresas industriales, pero muchas de las que se mantienen han ampliado producción, plantilla y espacio. Es decir, como indica aquel dicho que popularizó Camilo José Cela, el que resiste, gana.

Este es el caso, por ejemplo, de Industa, una pyme dedicada al diseño y fabricación de maquinaria industrial con sede en Moncada que en los últimos años ha pasado de tener una plantilla de 40 trabajadores a 62 y de ocupar 2.500 a 8.000 metros cuadrados de suelo industrial tras adquirir las naves de otras fábricas aledañas que han tenido que cerrar. «Justo antes de la crisis hicimos varias inversiones potentes, lo que nos ha permitido encarar la crisis y ofrecer un mejor producto a un precio al que otros competidores no podían llegar», explica José Tamarit, hijo del fundador de la empresa.

«Eso nos permitió acceder al mercado internacional, ampliar los sectores para los que podemos trabajar y fidelizar en plena crisis a los clientes que teníamos», añade Tamarit, que también reconoce momentos de duda y preocupación en este proceso de expansión a contracorriente. «Había momentos en los que veíamos como mientras otros cerraban, nosotros estábamos comprando nueva maquinaria. Al final, la apuesta parece que nos ha salido bien», concluye Tamarit.

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