Cinco miembros de la hermandad del Sant Sepulcre de Torrent han presentado una querella por el supuesto delito de apropiación indebida contra los 17 miembros de su junta directiva, a los que acusan de no haberles entregado las papeletas de la lotería del Niño que tenían comprometidas y que finalmente resultaron agraciadas con el primer premio. Los querellantes no solo piden al juez que se investiguen los hechos, sino que además solicitan que se proceda a su detención y prisión o a exigirles una fianza y embargo de bienes para cubrir la responsabilidad civil, que ellos calculan en unos 240.000 euros correspondientes al dinero que habría obtenido de tener las 10 papeletas que reclaman entre los cinco.

Preguntada ayer por este periódico, la junta directiva de la hermandad reconoció la existencia de la querella aunque ha preferido no hacer ninguna declaración hasta la próxima semana.

El pasado 6 de enero la hermandad del Sant Sepulcre repartió en el sorteo del Niño más de 70 millones de euros en participaciones del 08354, agraciado con el primer premio. Tal como indica la querella, dentro de las actividades de la hermandad se encuentra la venta de participaciones de la Lotería Nacional a lo largo de todo el año.

Los miembros de la hermandad están abonados siempre al mismo número de participaciones y, según señalan los querellantes, la costumbre es que los integrantes de la directiva se encarguen de distribuir las papeletas a domicilio y cobrarlas en mano. «Sin embargo -indica la querella- para el sorteo del Niño muchos de los abonados a los que no se les ha llegado a entregar las papeletas se han encontrado con la desagradable sorpresa de que los responsables de la nueva junta directiva (se constituyó el pasado septiembre) les han negado su participación a la vez que han dispuesto ilegítimamente de sus papeletas».

Uno de los querellantes aseguró ayer a Levante-EMV que los «hermanos» afectados por esta supuesta apropiación indebida del premio de la lotería son más que los cinco que han denunciado los hechos. «Pero, por lo que sea, han preferido no denunciar», añadió. En la querella relatan como, tras la noticia de que a Sant Sepulcre le había tocado el primer premio del Niño, los miembros de la hermandad a los que no se les habían entregado las papeletas que tenían reservadas se pusieron en contacto con la junta directiva para que las dieran en ese momento y así poder cobrarlas.

Una de las cofrades relata como diez minutos después del sorteo el miembro de la junta encargado de repartirle la lotería le reconoció que «se había olvidado de pasar por su casa». Y al día siguiente el presidente de Sant Sepulcre también le reconoció el «error del repartidor». El 10 de enero, y en una primera reunión en el local de la hermandad, esta querellante y su marido (que también ha denunciado los hechos) recordaron a varios responsables de la junta que era usual que el repartidor se retrasara, pero en anteriores ocasiones eso nunca había impedido que se cobrara el importe de la papeleta aunque el sorteo se hubiera celebrado ya.

El 13 de enero los cinco miembros de la hermandad que ahora se han dirigido al juez, se personaron en dependencias de la cofradía pidiendo de nuevo explicaciones. Según su relato, los miembros de la junta «reconocieron lo que les había pasado, que lo sentían». También aseguran que en esa misma reunión el presidente de Sant Sepulcre le dijo a una de las afectadas primero que no sabía dónde estaban sus papeletas, para cambiar después de versión y asegurar que las habían devuelto.

Sin patrimonio suficiente

La última reunión entre las partes tuvo lugar el 16 de enero, también en el local de Sant Sepulcre. Allí estaba el abogado de la hermandad que les dijo «que sin papeletas no hay premio, que la solución la dictaminará un juez y que la junta no tenía patrimonio con qué pagar».

Tras exponer estos hechos, los cofrades denunciantes consideran que se trata de un «delito de apropiación indebida dada la competencia y el encargo que tiene la junta directiva para gestionar la lotería, tenerla en deposito y repartirla entre los hermanos». Señalan que este es un acto «eminentemente personal, de trato directo entre los miembros de la junta y se sigue la mecánica que por costumbre tienen implantada desde siempre», y por ello destacan que los miembros de la hermandad se rigen «por el grado de confianza y buena relación». Por último, indican que los hechos se configuran en el Código Penal como una «vulneración del depósito y custodia de bienes ajenos en provecho de quien se apropia de ellos sin darles el destino al que están sujetos».