Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Infraestructuras

Las mil barreras para subir al tren

Entidades, consistorios y personas con movilidad reducida piden que las estaciones de metro sean accesibles - Dos mujeres inician una recogida de firmas en Picanya mientras en Silla el consistorio exige la instalación del ascensor y Burjassot alerta del peligro de cruzar las vías

Montse Alabarta, junto a la otra denunciante, muestra el hueco que queda para subir al metro sin plataforma. dani tortajada

Utilizar la red de metro en el área metropolitana de Valencia y los trenes de cercanías se convierte en toda una odisea para las personas con movilidad reducida, aunque tengan el servicio cerca de su casa y con una elevada frecuencia de paso. Particulares, colectivos y ayuntamientos han emprendido, por este motivo, diversas movilizaciones en las que piden a los responsables de esas infraestructuras más accesibilidad.

Uno de estos casos se ha dado en Picanya, donde dos mujeres en silla de ruedas han iniciado una recogida de firmas en la que reclaman la instalación de la plataforma que les permita acceder al tren con seguridad y de forma autónoma. Una de las promotoras, Montse Alabarta, explica que cada vez que ha de utilizar el metro ha de llamar por teléfono para que venga un operario, ya que esa estación no tiene personal. «Las seis últimas veces he tenido todo tipo de incidentes», explica. Desde una espera de 45 minutos que le hizo llegar tarde a una citación en el pueblo vecino hasta bajar en la estación de Bailén «teóricamente adaptada pero que no lo estaba porque se habían llevado la plataforma a otro sitio» pasando por el día en que el operario llegó tarde «y el tren ya se había marchado por lo que tuve que coger otro e ir haciendo trasbordos por estaciones adaptadas hasta llegar a mi destino» son algunos de los episodios que ha vivido.

El último que le hizo movilizarse fue un día al volver de València. «Llamé para que viniera un operario a Picanya a ayudarme a bajar pero no cogían el teléfono. Cuando llegué a la estación, tuve que tirarme, con lo que se me averió la silla de ruedas. El conductor bajó a auxiliarme, se le cerró la puerta y el tren se paralizó hasta que vinieron con la llave», narra.

En Aldaia, la Asociación para Personas con Discapacidad Física llama la atención sobre las barreras de la estación de tren ya que «son algo estrechas y aunque con las sillas convencionales no pasa nada, si son más amplias de lo normal o más específicas es muy difícil». En el consistorio reconocen también que el acceso a la estación desde el casco urbano «es algo difícil» porque se realiza por un paso subterráneo o una pasarela con mucha pendiente que es complicado de corregir». «La solución sería el soterramiento», esgrime el alcalde Guillermo Luján.

En Silla, donde se ubica una de las estaciones de mayor circulación ferroviaria de la comarca con cuatro andenes, no hay ascensor ya que la obra para colocarlo está paralizada desde mediados de 2016. El proyecto que se licitó en 2014 y empezó a ejecutarse en febrero de 2016 pero se paralizó debido a la necesidad de modificar el proyecto. Según la nueva ley de Contratos, para admitir el aumento ha de ser autorizado por un téncico del Ministerio de Fomento.

«Meses después me aseguran en Renfe que Fomento sigue sin mandarlo y no pueden continuar las obras», señala el alcalde, Vicente Zaragozá. Tras reunirse con Renfe, ha pedido una reunión con Fomento y también esta semana trasmitirá el caso al director general de Obras Públicas, Carlos Domingo, y a los diputados José Luis Ábalos (PSPV) y Joan Baldoví (Compromís), «para que muevan ficha», en el Congreso.

En Burjassot, el principal problema es que en tres de sus estaciones los usuarios están obligados a cruzar las vías para pasar de un anden a otro, lo que supone un peligro que ya le ha costado la vida a varias personas en los últimos años. Ante esta situación, la dificultad para cruzar estas vías puede parecer un asunto menor, pero también existe, sobre todo para las personas con movilidad reducida.

Según explicaban ayer fuentes municipales, los andenes de estaciones como Burjassot, Burjassot-Godella y Godella (los tres en el mismo término) son estaciones con muchos años y mal adaptadas para personas en sillas de ruedas o con muletas. «Hay rampas, pero con mucho desnivel y no todos pueden subirlas -comentaban ayer desde el consistorio-. Y a esto hay que añadir la dificultat de tener que cruzar las vías rápido en silla de ruedas y teniendo que superar bordillos. Una usuaria nos lo decía: un centímetro puede no ser nada para una persona sin problemas de movilidad, pero mucho para otra persona que sí los tiene».

En Meliana el problema es parecido al de Burjassot. En este caso, la estación sí está bien acondicionada, pero no su entorno, ya que el metro para en pleno casco urbano de la localidad y los usuarios y demás vecinos han de cruzar las vías. En Albalat dels Sorell, el principal peligro es la ausencia de una barandilla en uno de los andenes, que no se puede instalar por la existencia de una vía de servicio.

Compartir el artículo

stats