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Jornada

El motor ciudadano de l´Horta Sud

Las principales entidades asociativas comarcales reclaman ser más partícipes en la gestión de las administraciones públicas sin perder su autonomía - Fallas, empresariado, ecologistas o comerciantes defienden el papel que desarrolla la red de entidades

Asistentes a la jornada en Torrent L. S.

El movimiento asociativo de l´Horta Sud está más vivo que nunca, presta un servicio público imprescindible que no puede suplir la administración pública y además genera decenas de puestos de trabajo (sólo las bandas de música tienen contratados en sus escuelas a 497 profesores actualmente que cotizan a la Seguridad Social). No obstante, ha de tomar conciencia del papel que desempeña y trabajar el red con otros sectores para convertirse en un ´lobby´ ciudadano que cambie determinadas políticas, formas de gestionar y, en definitiva, el modelo.

En ello han coincidido este fin de semana representantes de asociaciones vecinales, sociedades musicales, fallas, entidades empresariado y de comerciantes, activistas por el territorio y la propia Federación de Madres y Padres del Alumnado (FAPA) de l´Horta Sud, en un encuentro celebrado en el Museu Comarcal, a instancias de la Fundació l´Horta Sud.

La reunión pretendía analizar el papel de las asociaciones y lo que pueden aportar para el desarrollo futuro de la comarca. La iniciativa sirvió para sentar en una misma mesa, por primera vez en la historia, a federaciones y entidades de sectores muy diversos, que pocas veces se interrelaciones. Tras las mesas de trabajo surgieron contactos para proyectos futuros y toda una batería de reivindicaciones y propuestas que se trasladarán a los ayuntamientos, la Mancomunitat de l´Horta Sud, la Conselleria de Educación o la Confederación Hidrográfica del Júcar.

Durante la jornada, el técnico de la Fundación, Julio Huerta, defendió que en l´Horta Sud viven unos 455.000 habitantes, lo que representa un 18% de la provincia. En el plano territorial, desde el año 2000 se va produciendo una merma constante de suelo agrícola, sin que haya un plan de conservación y promoción del patrimonio histórico ni natural, ni tampoco del turismo. Tampoco existe un plan metropolitano de transporte público y solo hay planes de movilidad locales. En el área metropolitana de València, como ya ha criticado en numerosas ocasiones esta entidad y el propio empresariado, no existe un plan estratégico como sí tienen Barcelona, Marsella o Génova y tampoco se está aprovechando la presente convocatoria de fondos europeos para desarrollarlo.

«Somos el patio trasero de València», dijo Huerta, en relación a que las depuradoras, potabilizadoras, plantas de tratamiento de basuras, el aeropuerto y las grandes vías de comunicación se sitúan en l´Horta Sud. También en ese territorio está el 25% de la actividad industrial de la provincia y el 12% de toda la autonomía, a pesar de la crisis. El técnico de la Fundación recordó asimismo que la tasa de desempleo en la comarca es del 21% y que el pequeño comercio está desapareciendo de los municipios. Huerta hizo referencia al financiamiento autonómico para recordar que el propio Síndic de Comptes lo cifra en 40.000 millones de euros mientras que la infrafinanciación anual es de 1.000 millones «y no se ve a la sociedad valenciana muy dispuesta a movilizarse por este tema».

Para tener una visión actualizada del movimiento asociativo, la Fundació Horta Sud ha promovido un estudio, municipio a municipio, en el que se evalúan aspectos como su actividad y número de asociados, así como los casos en los que crean puestos de trabajo. Huerta defendió que las asociaciones «son capaces de multiplicar por tres el dinero público que reciben, aportan miles de horas de trabajo a la semana para mejorar la comarca y promueven miles de actividades cada año».

La jornada se organizó en torno a tres mesas de trabajo: Participación Ciudadana, Territorio y, por último, Economía, Formación y Educación. En la tercera, sus representantes llamaron la atención sobre que la crisis en los sectores tradicionales de producción ha provocado que los polígonos de la comarca cada vez tengan mayor implantación de empresas logísticas cuyos centros de decisión están «ni siquiera en Valencia sino en Madrid» y que «frente a una realidad en la que predomina lo pequeño, las ayudas de las administraciones públicas cada vez van más destinadas a los grandes». También se consideró que la formación profesional actual no está conectada con las demandas del empresariado y que existe una desconexión entre la realidad industrial y los propios centros educativos. «En Xirivella, uno de los institutos queda prácticamente inserto en el polígono y el alumnado no sabe qué se produce allí», señaló como ejemplo la presidenta de FAPA, Paz Garre. Además, se destacó que ante el desmantelamiento y desguace de polígonos y empresas, «los ayuntamientos están atados porque no pueden intervenir en suelo público».

Un paisaje seccionado

En la comisión de territorio, que reunió a las principales entidades ecologistas de la comarca (Per l´Horta, Animeta, Gent de l´Horta o Soterranya, entre otras), junto a otros sectores que se sumaron, se alertó asimismo del impacto que puede volver a provocar el crecimiento de infraestructuras ya existentes u otras nuevas, en un paisaje ya seccionado por el AVE o las grandes autovías.

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