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Bien de Interés Cultural

Patrimonio se ofrece a restaurar la torre Espioca si los dueños la ceden por 50 años

El Ayuntamiento de Picassent sería el responsable del inmueble en ese medio siglo si la propiedad acepta el acuerdo

Una restauración integral de la torre Espioca de Picassent costaría unos 180.000 euros, según la primera estimación que ha realizado en un informe una empresa especializada, por encargo de la dirección general de Patrimonio. El objetivo es acometer, de una vez, una actuación que garantice la preservación futura de un monumento emblemático y de alto valor, que actualmente está en riesgo de colapso por falta de mantenimiento durante décadas.

Como ya publicó Levante-EMV, la denuncia de un particular provocó la apertura de un expediente que ha llevado a la Conselleria de Cultura a mantener un tira y afloja de dos años con la propiedad privada de la torre -diferentes dueños, entre ellos una inmobiliaria- y a emitir diversas órdenes de ejecución por los daños en la cubierta y las enormes grietas de la fachada. Con todo, aún no se han realizado las obras.

Por ello y sabedores de la demora de los procedimientos administrativos ordinarios, la dirección general de Patrimonio, que dirige Carmen Amoraga, ha optado por intentar una solución que grantice tanto su preservación como su puesta en valor y el disfrute de la ciudadanía.

En esta línea, ayer se realizó la última de las reuniones de este proceso en la que tanto Amoraga como el subdirector general, Antonio Bravo, pusieron encima de la mesa la propuesta definitiva: si la propiedad está dispuesta a ceder la torre musulmana al Ayuntamiento de Picassent por 50 años, Patrimonio costeará la restauración integral, siguiendo el informe que se ha elaborado. Al encuentro asistió la alcaldesa, Conxa Garcia.

El objetivo ahora es citar, en el mayor breve plazo de tiempo posible, a los representantes legales de los dueños para proponerles el acuerdo y solicitar su autorización para sobrevolar la torre Espioca con un dron, que permitiría elaborar con mayor exactitud el proyecto. «Estoy muy satisfecha porque por primera vez en muchos años, la dirección general de Patrimonio tiene la voluntad de salvar Espioca», dijo ayer la alcaldesa Conxa Garcia. La mandataria ve «factible» que se pueda llegar al acuerdo con los múltiples dueños dado que «esto les liberaría de la responsabilidad de conservación y mantenimiento que tienen ahora y de realizar desembolsos económicos anuales».

La dirección general de Patrimonio incluso ha trazado un calendario por el que, si la propiedad acepta la propuesta, el proyecto definitivo podría estar redactado en septiembre para comenzar las obras en otoño «que podrían estar acabadas en primavera del año que viene», indicaron ayer fuentes asistentes a la reunión en la conselleria.

La torre Espioca es Bien de Interés Cultural (BIC) con categoría de monumento, según el registro del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, y el Inventario General del Patrimonio Cultural Valenciano. Su «naturaleza defensiva» es «propia de la Arquitectura Islámica del siglo XI», según el informe. Hay referencias de la torre en el «Llibre dels Feyts» o «Crónica de Jaime I» de 1233 y en el «Llibre del Repartiment» de 1238. La torre se ubica sobre un montículo a las afueras del término municipal de Picassent, junto a la N-340 y frente al centro penitenciario. Su posición estratégica «hizó que durante siglos pudiera controlar visualmente una gran extensión del territorio de l'Horta Sud», señala el documento.

«El estado de conservación de la Torre de Espioca demuestra que ha estado sometida a un gran periodo de abandono, permitiendo que se hayan perdido elementos clave en su arriostramiento murario sin los que no se puede asegurar una adecuada estabilidad del monumento, tales como la escalera interior o el forjado de cubierta», dice el informe para añadir que ello provoca que «podrían perderse varias huellas de su sistema constructivo aún perfectamente reconocibles que conviene documentar rigurosamente y consolidar».

De ahí que se proponga una restauración exhaustiva de sus muros y una reflexión sobre qué hacer con todos los añadidos posteriores al momento de construcción, partiendo de «un estudiohistórico, arqueológico, constructivo-arquitectónico y estructural-patológico». El informe recomienda un proyecto de «puesta en valor de sus elementos característicos atendiendo al diálogo con las técnicas tradicionales de la preexistencia», además de señalizar el entorno y mejorar el camino de acceso.

Para calcular el presupuesto de 180.000 euros se han tenido en cuenta los procesos similares acometidos en la torre Bofilla de Bétera del siglo XI ¡¡, cuyo coste fue de 140.000 euros, o la Torre del castillo fortaleza de Biar del siglo XII, que supuso un importe de 180.000 euros.

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