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El renacimiento del Molí de Albalat dels Sorells

El viejo casal data de antes del siglo XVII - Fue cerrado en los años 50, pasando por varias funciones hasta que fue restaurado como vivienda

El renacimiento del Molí de Albalat dels Sorells

El Molí de Albalat dels Sorells es uno de esos lugares en l´Horta Nord que rememora otra época donde la actividad agrícola movía la economía local. Un recuerdo que cada vez queda más lejano pero que gracias a la Fundació Assut quedará grabado para los restos. El proyecto Artxiviu busca registrar la memoria de la gente que formó parte de la Huerta de València. Entre estas historias se encuentra la de un molino dependiente de la acequia de Moncada, que habitó la familia Cariñena y que la fundación recoge en tres documentos audiovisuales (el tercero, pendiente de estreno) gracias a Carmen, que dejó el molino junto a los suyos en el año 1947.

Nacida en 1922, durante el siglo XX la ´molinera´ vivió junto a su familia en el emplazamiento, hasta que trasladaron su hogar al casco urbano. Y es que el molino se encuentra alejado de la población, justo en el límite del término municipal de Foios. Situado en la partida del Molí y construido sobre el roll del mismo nombre (brazo que deriva de la acequia madre hacia el mar), su historia data de antes del siglo XVII, ya que se cita en la visura del año 1658. Posteriormente no hay conocimiento de otras referencias sobre el molino hasta el inventario de F. de P. Alguer en el año 1928, y en la relación de molinos de la Acequia Real de Moncada que fue publicada por Madoz en 1845.

El funcionamiento del molino continuó hasta mediados del siglo XX gracias a los Cariñena. Es en esa época cuando Carmen vivió el esplendor del molino. «Venían de los hornos del Puig, la Pobla de Farnals, Massamagrell... o mi padre iba a por ellos, pero mi hermana y yo íbamos con una yegua a repartir la harina a todos lados, aunque también venían vecinos desde el pueblo», cuenta Carmen, que rememora labrar los campos de alrededor con plantaciones de patata, tabaco, cacao, maíz y trigo. «Si no nos levantábamos a las seis de la mañana, mi padre nos ponía agua en la oreja», recuerda con cariño la ´molinera´. «Cuando la muela empezaba a hacer ruido por el paso del agua, mi padre iba corriendo, ponía la rueda para moler la harina y nosotros echábamos el trigo desde el hueco de arriba, pero el maíz sí lo molíamos junto a la plataforma», narra.

Restaurado en el s.XXI

Desde que los Cariñena lo cerraran, el viejo casal continuó con funciones agrícolas o como granja, alterando su estructura. Todo cambió cuando en 1998 Vicent Marco, vecino de Albalat y amante de la agricultura ecológica, lo adquirió y empezó la restauración de la vivienda. Ha mejorado la imagen del lugar, respetando los huecos por donde iba la maquinaria del molino y resucitando el túnel por donde pasaba el agua que hacía mover estos elementos, ya que estaba sepultado. Una obra que permite a Albalat conservar uno de sus patrimonios históricos, de los pocos molinos que continúa en pie y que está rodeado por la huerta.

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