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Tras los pasos de Luis Amigó

Torrent se prepara para numerosas celebraciones que vivirá una amplia comunidad con arraigo desde hace 126 años

Las huellas de Fray Luis Amigó en Torrent se localizan tanto en las calles de la ciudad como en el amplio movimiento social que ha ido configurándose a lo largo de 127 años desde que los primeros monjes se instalaron en un antiguo convento. La comunidad religiosa, la parroquia de Monte Sión con sus grupos y sus hermandades de Semana Santa, el colegio al que asisten 1.500 estudiantes y del que han salido algunos alcaldes de la comarca, e incluso una escuela de fútbol base en la que se formaron algunas figuras, son parte de la gran familia amigoniada.

La última incorporación es el grupo de Cooperadores Amigonianos, un movimiento nacido del impulso que supuso el Vaticano II y que comenzó a gestarse en los años 80, aunque fue reconocido oficialmente por Roma en 1992. En Torrent se implantó en el año 2002 y en estos momentos lo forma una treintena de creyentes que tienen como base colaborar en procesos de reinserción social de jóvenes que están «en conflicto con la justicia», como explica el padre Juan Manuel.

Preside este grupo Ángeles Moreno Miquel, quien considera que "ayudar a estos jóvenes nos aporta felicidad porque sentimos que no importa la edad y aún somos útiles". Estos voluntarios prestan su colaboración al centro juvenil que, desde hace años, desarrolla programas dirigidos a estos jóvenes, en colaboración con las administraciones públicas, y bajo la tutela de la Fundación Luis Amigó, que tiene centros de menores en Burjassot y Godella.

Recientemente los Cooperadores de Torrent han tenido la responsabilidad de organizar el encuentro nacional y en 2018 se enfrentan al reto de asumir una asamblea internacional de un movimiento que tiene su base fuerte en latinoamérica. "Torrent es una ciudad muy amigoniana. Y este movimiento se basa en su espiritualidad", indica el sacerdote. Además del trabajo con jóvenes en riesgo de exclusión social, realizan visitas a residencias de mayores y a centros penitenciarios.

Un callejero 'amigoniano'

Una estatua de Fray Luis Amigó preside imponente la plaza San Jaime, en el centro histórico de Torrent. Fue inaugurada en 2004. Pero el monumento no es el único signo en el callejero de la ciudad vinculado a este colectivo cristiano. Un total de siete calles llevan el nombre de personas relacionadas con este movimiento. Además de Amigó, están otras dedicadas a religiosos de esta orden como Padre Méndez, Padre Prudencio Palmera, Vicente Cabanes, Padre Fernando María (de Benaguasil), Padre Tomás Roca Just y padre Vicente Lozano Arrúe. Además, el Padre José Deusa fue nombrado hijo adoptivo de la ciudad.

Esta comunidad se prepara para celebrar en los próximos meses los 50 años del centro de bachiller y del rango de parroquia para la antigua iglesia, los 25 años de la aprobación pontificia de los Cooperadores y también el cuarto de siglo del reconocimiento de Amigó como venerable.

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