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Parc Natural del Túria

Ecologistas y entidades piden retirar parte de los pinos muertos de la Vallesa

Consideran que son un peligro para el bosque en caso de incendio mientras están depositados y hasta que se pudren - Reclaman que los pueblos tomen ejemplo de Paterna y realicen zanjas perimetrales entre las viviendas y la zona forestal

Ecologistas y entidades piden retirar parte de los pinos muertos de la Vallesa

Veintitrés años después del gran incendio que arrasó un tercio del bosque de la Vallesa, residentes de las zonas limítrofes y ecologistas reflexionan, como cada verano, sobre la seguridad de las áreas que componen el Parc Natural del Túria y los avances o retrocesos. Integrantes de la Coordinadora en Defensa de los Bosques del Túria y de la Junta de Barrio de la Canyada visitaron ayer con Levante-EMV el corazón de la Vallesa.

Uno de los elementos que creen que se ha convertido en un peligro es el de los árboles de gran tamaño que han muerto por plagas y aparecen caídos y resecos en el parque natural, en puntos de la Vallesa, en Paterna, y en les Rodanes de Vilamarxant. «Existe un debate técnico sobre si retirarlos o dejarlos para que se pudran y sean un aporte al parque pero mientras tanto son un riesgo y deberían retirar una parte», explican Francisco Pellicer y Vicente Segarra, de la coordinadora. La Conselleria de Medio Ambiente actuó en les Rodanes pero «se quedó sin presupuesto».

Otro elemento de peligro del parque natural es la caña invasora, ya que en puntos como Manises son habituales los incendios. La Coordinadora realizó un estudio sobre el terreno con el que concluye que la tala semanal de las cañas durante uno o dos ejercicios «es el único sistema que la debilita y puede erradicarla. Es un sistema más barato y que proporcionaría empleo», consideran. Frente a ello, creen que hasta ahora se ha gastado mucho dinero en talar cañas (la inversión cercana al millón de euros del parque fluvial, entre otros) que «no han servido y son contraproducentes».

El abandono de huertos y campos de cultivo también genera riesgo porque «dejan de ejercer su función de cortafuegos.

Con todo, el mayor peligro que siguen viendo para el bosque es la acción humana. «Con la inauguración del Parque Fluvial hay un acceso desde cualquier punto de los municipios y eso ha multiplicado la afluencia. Y el resultado es que la gente no tiene conciencia del uso de la naturaleza y de que está en un parque natural», indican vecinos y ecologistas.

La Coordinadora ha realizado campañas de concienciación, sobre todo dirigidas a los ciclistas que recorren el parque a gran velocidad. «Hemos luchado durante años para que cierren los caminos no catastrales del bosque para que no entren vehículos y ahora son las bicis las que los están abriendo por mal uso», lamentan. El vertido de basuras o de restos vegetales alóctonos son otro problema.

Además, tanto la Junta de Barrio como la Coordinadora animan al resto de municipios a establecer franjas perimetrales entre los chalets y el bosque en las que se tale por completo en unos metros la vegetación. «Paterna lo hizo y lo mantiene cada año. Es un tema fundamental», indica José Carot.

En el terreno biológico, los ecologistas se muestran satisfechos del resultado del plan de tala selectivas de pequeños ejemplares de las zonas que se quemaron en 1994, donde el crecimiento posterior fue tan descontrolado que la competencia entre pinos les ha impedido crecer. «Ya hemos intervenido en diez hectáreas con el apoyo de la entidad Afempes y colaborado en otras tantas del ayuntamiento. Realizamos una primera tala y, dentro de unos años evaluaremos y veremos si hay que retirar más». En los puntos donde han actuado ya se aprecian especies aromáticas o masa de sotobosque que antes no crecían y también el paisaje se va regenerando.

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