La dirección provincial del Servicio Público de Empleo Estatal ha respondido a la madre de Catarroja que presentó hace un mes una queja ante la invitación de un empleado de la oficina a que abandonara las instalaciones porque su bebé de cuatro meses no paraba de llorar. En la misiva, la directora pide disculpas a la joven y destaca el «respeto y trato deferente a los usuarios» y achaca el incidente a un «malentendido» entre la mujer y quienes la atendieron.
Desde el SEPE sostienen que «nadie de su oficina tuvo una actitud encaminada a su no atención ni a su expulsión» y que tampoco «se le llamó la atención por amamantar». En cambio, la dirección provincial del departamento estatal, sí culpa en parte del incidente a la mujer. Así, defiende que la usuaria «se personó en la oficina 20 minutos antes de su hora de cita, faltando 15 usuarios por atender antes que su turno, por lo que parecía razonable la atención prioritaria de su hijo, ante su misma manifestación de falta de sueño, dándole la oportunidad de ser atendida en cualquier momento, en cuanto su bebé se calmase. Su entrada fue a las 12.04 y su cita era a las 12,25, por lo que su estancia se prolongó de forma considerable, tal vez innecesaria».
Pero Mónica M. P. defiende que acudió con antelación al SEPE para hacer otro trámite en el Servef, pegados ambos, «por lo que apenas estuve diez minutos en la sala de espera. Me dijeron que me marchara y que sacara cita para otro día», insiste.
