La Conselleria de Eduación ha firmado, por fin, el contrato con la empresa que construirá el CEIP Ciutat de Cremona de Alaquàs. Así se lo adelantó el pasado jueves el secretario autonómico Miquel Soler a una de las represntantes de la comunidad educativa de este centro cuyo alumnado recibe las clases en barracones desde hace una década. Y el propio Soler lo confirmó después a través de las redes sociales, las mismas en las que las familias de los alumnos han utilizado en los últimos días para recordarle a la Generalitat que el president Ximo Puig y el conseller Vicent Marzà habían anunciado que las obras se iniciarían antes de que acabara 2016.

«Por eso, hasta que no vea las máquinas trabajando no lo voy a creer -señalaba ayer Mónica Gil, portavoz de la Plataforma Tots Som Cremona-. Primero nos dijeron que empezarían en diciembre de 2016, después en abril de 2017, después en septiembre y ahora nos han dicho que en noviembre. Lo de ahora nos parece una muy buena noticia, pero ya no nos fíamos».

Hasta el jueves, y después de casi una década en módulos prefabricados, el proyecto para construir el colegio estaba en licitación aunque diversos problemas administrativos habían retrasado el inicio de la obra, que algunos responsables de la Conselleria de Educación se atrevieron a fijar en marzo. Fuentes de la comunidad educativa siempre han indicado que una de las causas del retraso se debe a la valoración de las ofertas económicas presentadas.

En 2014 la Plataforma Tots Som Cremona impulsó un encierro que la comunidad educativa realizó durante 100 días en los barracones, en protesta por los recortes aplicados por la Conselleria de Educación en manos del PP. Tras suprimir diversas unidades en años anteriores, las familias se encontraron con que, con el argumento del descenso de natalidad, Educación suprimió la única unidad de tres años para el siguiente curso, lo que impedía la matriculación, incluso de alumnos que tenían hermanos en el colegio. El encierro fue la acción más dura que llevaron a cabo madres y padres contra el Consell, después de otras protestas y acciones. En ese tiempo, las familias, con sus camisetas naranjas boicotearon también la inauguración del colegio Les Terretes de Torrent, que también llevaba años en barracones.