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Romanos vigorosos, clanes y señores

Los topónimos de nombres de persona abarcan desde la época romana hasta Jaume I pasando por los árabes (beni)

En cuanto a topónimos derivados de nombre de persona (antropónimos) encontramos los de época romana, como Paterna, derivado de «paternus» (relativo al padre). Y Meliana y Picassent derivarían de sendos propietarios rurales tardoromanos: el de la «villa aemiliana», propiedad de Aemilius, y el «fundus picatianus», perteneciente a Picatianus. Los antropónimos de origen árabe se corresponden con las alquerías que proliferaron junto a las acequias, entre los que predominan los que empiezan por «beni», derivado de «ibn» (familia, clan): Beniparrell, Benimaclet, Benimàmet, Benifaraig, Benicalap, Benimassot (el Forn d´Alcedo), Beniferri, y Benetússer. Otras alquerías musulmanas son Vinalesa (Benivolesar), Albuixec y Sedaví (Benicidavi).

La conquista cristiana introdujo cambios en la organización agraria y la nobleza, el clero y los propietarios urbanos pasaron a ser los nuevos señores. El noble y militar Pedro I de Montcada y Aragón, que tomó parte en la Conquesta, fue recompensado con la torre, alquería y acequia llamada de Montcada en su honor. Orriols deriva de Pedro de Orriols, canónigo de la catedral durante el siglo XIV. El nombre de la alquería de Mirabel (Mirambell) parece ser un antropónimo derivado del linaje de algún caballero catalán, mientras que el de la alquería de Bonrepòs sería un ejemplo de topónimo propagandístico, ya que describe un lugar agradable.

Por último, encontramos los topónimos relacionados con castillos, torres u otras fortalezas. Burjassot como Alboraia derivan del árabe «burj» (torre), mientras que Alcàsser proviene del árabe «al-qasr» (fortaleza). Castellar parece que tiene su origen en la alquería de Castelló («castillo pequeño») de l´Albufera. La Torre se desarrolló a partir de una alquería fortificada del siglo XIV. El propio topónimo València deriva del participio presente del verbo «valere» (ser fuerte, vigoroso, saludable). El significado de Valentia es, por tanto, «fortaleza, vigor», un reclamo para invitar a los colonos romanos a instalarse allí.

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