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Balance de la construcción de viviendas

«El repunte del ladrillo seguirá siendo lento»

Arquitectos de l'Horta apuntan al alto stock de viviendas que poseen los bancos como factor que frenan la obra nueva - Coinciden en que la época dorada del boom inmobiliario no volverá y que el crecimiento dependerá de un impulso económico

Con pesimismo y pocas perspectivas de futuro a corto plazo. Así han valorado los despachos de arquitectos de la comarca, el balance de los dos últimos años de construcción de obra nueva en los municipios de l'Horta. Los datos reflejan que durante el pasado ejercicio se edificaron 287 viviendas en los pueblos, casi un 38% más que en 2015.

Manuel Agulles tiene su despecho profesional en Picassent, y conoce al dedillo la situación del sector. «Continúa muy parado, y mi sensación de los últimos años es que hemos tocado fondo», aprecia. El profesional admite que empieza «a moverse algo de forma lenta en alguna reforma o en la construcción de algún unifamiliar, pero en lo que se refiere a proyectos de vivienda colectiva, pasarán años hasta que la cosa registre un cierto repunte».

Agulles basa su argumento en el «alto stock de viviendas que poseen los bancos y que tratan de vender con unos precios que, en muchos casos, es inferior al coste actual de construirla nueva, por lo que hasta que no desaparezca todo ese stock es imposible iniciar nuevos proyectos».

El arquitecto vaticina que la evolución de la construcción «será lenta, pero si el paro baja y la gente vuelve a tener algo de confianza en gastar en una vivienda crecerá, aunque creo que se decantarán más por la reforma» o por el unifamiliar, «que ahora tiene un pequeño auge».

Agulles no piensa que aunque el mercado mejore se llegue a la época del boom de 2005 o 2006. «Volver a aquella situación es totalmente impensable, pero tampoco creo que alcancemos el nivel de los años 90 que era bueno, cuando había promotores que hacían con frecuencia edificios de 12 o 18 viviendas».

Por su parte, Antonio Alastrue, arquitecto de Paterna, sostiene que los tiempos de la burbuja inmobiliaria «no volverán» y que en la situación actual, «sí se puede decir que hay un ligero repunte», pero «más por la edificación de algún unifamiliar, que por edificios de viviendas». El profesional explica que «hay gente que tenía dinero guardado y se construye un adosado o un chalet, pero grandes cosas, desde luego no».

«El año pasado estuvo fatal, sin entrada de encargos y éste lleva el mismo camino». Es el testimonio de Mª Teresa Agramunt, una arquitecta de Puçol. Su análisis de cómo está el sector de la construcción en la actualidad es simple: «Pues depende de con quien hables. Es decir, el que tiene algún encargo dirá que la cosa remonta un poco y el que no tenga encargos afirmará que la cosa está mal». Y pone un ejemplo. «Tengo unos amigos que están realizando trabajos en Alicante y ellos dicen que la cosa parece que resurge. Y el otro día hablé por un tema con una inmobiliaria y también expresaban cierta mejoría», apunta la joven. En este sentido, destaca en plena época de la crisis del ladrillo, «estuve realizando la rehabilitación de un hotel grande en Mallorca, así que cuando amigos o colegas se quejaban de mal que estaba todo, yo decía que no había notado la crisis».

De todas maneras y con una percepción meramente objetiva, la arquitecta se muestra «pesimista» en cuanto a la situación actual y de forma idéntica sobre su evolución a corto plazo. «En Puçol ves que se hacen dos o tres viviendas y en la zona de la playa, casi lo mismo. Puede haber alguna actuación nueva que encargue un particular pero promoción grande, si no se me escapa, no hay nada», asegura la profesional.

En este sentido, solo fía un repunte considerable a algún factor económico que impulse la construcción. Así apunta al proyecto de Parc Sagunt, que «podía haber hecho aumentar la obra nueva y aquello está parado, con lo que la construcción tampoco se ve beneficiada».

Vicent Lerma es el arquitecto municipal de Quart de Poblet y está al tanto de la realidad del mundo de la obra. «Lo que es construcción nueva se limita estos años a sustitución: derribar alguna casa vieja y hacer una planta baja y una primera planta, pero edificios de pisos, no», explica. Lerma describe que los «grandes solares de Quart -y en otras localidades- están todavía en manos de la Sareb (el banco malo) y que no ha podido colocar aún, impidiendo la posibilidad de nuevos proyectos. Todo va muy lento». En este sentido, indica que en la situación actual «poca gente dispone de tanto dinero como para comprar una vivienda nueva, unido a que los bancos disponen de un gran stock que trata de vender a un precio relativamente bajo, ofreciendo además una rápida hipoteca». Para el arquitecto, lo que «está en auge es la vivienda turística en zonas de Alicante para extranjeros con cierto poder económico».

En cuanto al corto plazo, el arquitecto sostiene que a Quart «no le queda mucho suelo donde poder construir» y la zona del Molí d'Animeta, con capacidad para dos mil casas, «tardará en desarrollarse porque todavía está en fase de reparcelación. Eso sí, será un chollo esa zona por sus buenas comunicaciones con dos paradas de metro».

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