Ya ha perdido la cuenta de los lugares en los que ha vivido pero tiene claro de dónde es. Salvador Montesa (Paiporta, 1932) ha regresado a su pueblo natal con su exposición «Secuencias y transfiguración», un repaso pictórico de su última década, que se puede contemplar en el Museo de la Rajoleria hasta el 30 de noviembre.

¿Qué ha sentido al volver a su localidad?

Después de tantos años, viviendo en Francia, Suecia, Cataluña, Valencia y ahora en Sevilla. cuando llego a mi pueblo, casi cuando amanece y salgo a la calle solo el respirar me vuelve un recuerdo a la adolescencia. Tengo a mis padres en el «Cementeri vell» y yo trambién quiero descansar ahí. Y conforme me hago mayor me emociono cada vez más al volver, cuando paso por la escuela de Doña Juana y la de Don Joaquín, en la casa donde vivían mis abuelos paternos. Todo eso queda en uno, no es que marque, está dentro de uno mismo. Sinceramente, no es una frase hecha, le estoy muy agradecido a mi pueblo que se hayan acordado de mí.

¿Qué significa «Secuencias y transfiguración»?

Mi última etapa es un regreso a la abstracción, porque he pasado por distintas etapas, consecuencia de estar en distintos lugares, tener distintas emociones... no soy como Tapies, que pinta un cuadro y hace dos centenares de variantes-se ríe-. En esta ocasión me centro en mi obra de los diez últimos años, a excepción de algún cuadro pintado hace más tiempo que pertenece al Museo de València.

¿Qué reacción quiere provocar con esta exposición?

Soy consciente de que la pintura abstracta no hay mucha gente que lo entienda, y confieso que los pintores no entendemos lo que hacen otros y a mi me ha pasado recientemente. Las secuencias representan la gestación y elaboración del cuadro, desde el inicio hasta que la obra se convierte en abstracto. Quiero dar a entender que aunque sea la abstracción, el artista no puede prescindir del mundo que le rodea y siempre parte de algo que se reconozca, de la realidad. A partir de ahí el artista puede interpretar de una forma y otra hasta que se convierte en transfiguración. Como sé que la exposición la visitan escolares, pensé también en ellos para que vean cómo va evolucionando la obra, aunque los niños tienen mucha imaginación y ven cosas que los adultos no interpretan.

¿Qué queda de aquel Grupo Parpalló?

Pues quedar solo quedamos tres... Aquel momento fue muy interesante e importante, incluso se siguen descubriendo cosas ahora. Nosotros no solo fuimos testigos de todo lo que estaba pasando a finales de los 50, fuimos protagonistas. Con nuestros errores y aciertos, innovamos. Las construcciones plásticas que yo hice entonces nadie las había hecho hasta entonces. Para hablar de aquello necesito otra entrevista....