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Rocían con veneno la puerta de la casa de dos animalistas en Museros

? Los afectados, que tienen cuatro galgos adoptados, han denunciado los hechos a la Guardia Civil

La zona acordonada tras encontrar la planta baja rociada con el veneno. levante-emv

«Llegamos a casa y teníamos la puerta del garaje rociada de veneno». Así relatan dos voluntarios de la asociación animalista Galgos 112, cómo encontraron al llegar a su vivienda toda la entrada impregnada de un veneno que ahora saben que es matarratas. «Quien lo hizo controlaba nuestro horario, pues realizó la agresión justo cuando abandonamos la vivienda», apuntan. «El veneno estaba en nuestra planta baja, en la entrada, y llegó a filtrarse por dentro de la casa», detallan.

Los animalistas tienen cuatro galgos adoptados que rescataron de situaciones «lamentables». Acababan de mudarse a esa vivienda. «Llevamos seis días viviendo en el piso y tenemos cuatro galgos adoptados, nunca nadie se había quejado de ellos ni nos había llamado la atención», cuentan los afectados.

Nada más darse cuenta de la situación, los implicados no dudaron en avisar a las autoridades que acordonaron la zona y recomendaron no transitar la calle hasta su limpieza. El veneno que, en palabras de una de las afectadas, «es letal tanto para personas como animales» causó la muerte de un perro en el mismo municipio de Museros dos días antes del suceso, según explican los dueños de los galgos. Los hechos han sido denunciados a la Guardia Civil y el ayuntamiento ya está al tanto de todo. De hecho, tras el suceso el consistorio recomendó a los vecinos a través de una red social no transitar la vía hasta que se retirara la sustancia nociva.

«Esto es un delito contra la salud pública porque al ser nocivo para cualquier ser vivo podría haber causado graves perjuicios o incluso la muerte de animales o personas que hubieran transitado la calle entonces», subraya la afectada. La sustancia, tal como afirma una de las voluntarias, «es un azufre rojo con matarratas, una especie de anticoagulante para la sangre».

Por otra parte, la afectada explica que el agresor tuvo que elaborar «de forma casera» el veneno ya que este tipo de sustancias, según ha podido saber, se venden en pastillas. «Tuvo que triturar las pastillas y hacer una especie de pasta», explica.

De la misma forma, insiste en que «nadie ha tenido nunca problemas con mis galgos» y, de hecho, «el pueblo los conoce porque comparto el proceso de evolución y rehabilitación de cada uno- que fueron encontrados en malas condiciones, incluso alguno de ellos sin pata- en una red social».

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