El Institut de Restauració del Patrimoni (IRP) de la Universitat Politècnica de València (UPV) y la Real Academia de Bellas Artes también se han opuesto al derribo de la antigua fábrica Gamir en Almàssera por considerar su valor patrimonial y arquitectónico.
Así, el Institut de Restauració ha realizado un escrito en el que considera que la paralización de los trabajos de derribo es la mejor opción por los «posibles valores arquitectónicos» del edificio. Según detallan, ha de haber un «pronunciamiento específico por parte de las administraciones competentes en materia de gestión y tutela del patrimonio arquitectónico» y mientras no lo haya, lo adecuado, tal como indican es «suspender cualquier licencia que autorice o posibilite su derribo».
Para el IRP, la antigua fábrica ubicada en Almàssera tiene valor arquitectónico «por ser obra cierta los arquitectos Navarro Alvargonzález y Trullenque Sanjuán, autores de obras tan emblemáticas delpost-racionalismo valenciano como el Colegio Alemán de Valencia así como por ser uno de los escasos ejemplares de arquitectura industrial valenciana inspirada en el Movimiento Moderno centroeuropeo que se conservan».
Por su parte, la Real Academia de Bellas Artes de València ha considerado que el inmueble es un «indudable» exponente del movimiento moderno y ha mostrado su preocupación por el posible derribo del edificio. Además, Bellas Artes ha sugerido a la Dirección General de Patrimonio que inste a los ayuntamientos implicados a que pidan la inclusión de esta pieza arquitectónica en los catálogos de protección para evitar así su desaparición. Mientras tanto, también han pedido que se suspenda cautelarmente el trabajo de derribo que comenzó el pasado mes de noviembre.
Asimismo, la Universitat de València, a través de su departamento de Historia del Arte ha elaborado, tal como anunció, un informe en el que expone los motivos por los que cree que se ha de conservar la fábrica Gamir de Almàssera. «El inmueble presenta unos valores y unas características propias debido a su tipología y composición arquitectónica», explican en el documento. Tal como dice el informe, el inmueble se construyó en dos fases, la primera en el año 1958 y la segunda en 1971. La UV pide que, si se decide derruir la fábrica, «se elabore un informe con toda la información y explicación histórica del edificio, así como fotografías que los identifiquen» y que si, por el contrario, finalmente se conserva se destine al uso que se le iba a dar con su desaparición: construir viviendas. Eso sí, explican en el informe del departamento de Historia del Arte, «respetando el material significativo y manteniendo los patrones originales de los edificios, aunque la distribución interna cambiara de acuerdo con las nuevas necesidades». Asimismo, el departamento opta abiertamente por una restauración del inmueble ya que si se derruyera supondría «la pérdida de una arquitectura de estilo y de autor» que repercutió en la idiosincrasia urbana de la València de los cincuenta.
