Clavel Becerra, la mujer que fue atropellada el pasado sábado en el cruce de las calles València y Marie Curie de Mislata, por un conductor que triplicó la tasa máxima de alcohol y dio positivo por consumo de cannabis, continúa estable dentro de la gravedad. Aunque todavía no ha recobrado la consciencia, según explicó su marido, Óscar Franco, a Levante-EMV las pruebas realizadas a la mujer, revelan que no ha sufrido ninguna fractura de cráneo ni se ha hallado rastro de derrame cerebral. Aunque eso sí, sigue con respiración asistida por la perforación de pulmón que sufrió por el atropello.

La víctima, de 53 años y de origen boliviano, regresaba de trabajar y se dirigía hacia el domicilio que comparte con su marido en la misma localidad de Mislata. Apenas un minuto antes, Óscar Franco había telefoneado a su mujer para preparar la cena y tenerla lista cuando ella llegara. Ella, que se dedica al cuidado de gente mayor a domicilio, le contestó que estaba a punto de llegar.

Tras media hora de espera, Franco empezó a inquietarse y decidió ir a buscarla en su bicicleta. Cuando habían pasado unos pocos minutos, recibió la llamada de la Policía Local de Mislata que le informaba de que su mujer había «sufrido un fuerte accidente» y le instó a desplazarse al Hospital General de València. «Localizaron mi número porque, según me informó el agente, mi teléfono era el último que aparecía en el listado de llamadas, justo un minuto antes de que se produjera el accidente», explica el marido a este periódico.

«Ha sido el peor momento de mi vida, no se lo deseo pasar a nadie», comenta emocionado Óscar, de nacionalidad argentina. Tal fue la violencia del impacto recibido que, al llegar, y debido a la fuerte inflamación que sufría Clavel en la cara, le costó reconocerla. A la mujer se la ha retirado la sedación y se encuentran a la espera de que despierte.

Mientras, una de las hijas de la víctima, que residen en Bolivia, está llevando a cabo los trámites que le permitan viajar para ver a su madre. En València también residen dos hermanas de la mujer, que están en el hospital, y un hermano ha volado desde Suecia para estar junto a ella.

Clavel llegó a València en 2002 y trabaja como interna en casa de un matrimonio mayor entre semana, y los fines de semana cuida de un hombre mayor. «Trabaja como una leona por sus hijos», recuerda su marido con un nudo en la garganta.