Dicen que el amor no entiende de tiempo ni espacio, pero las formas de relacionarse y de manifestar este sentimiento básico para el ser humano, sí han sufrido importantes transformaciones en nuestro país con el paso de los años. Esta mañana ha quedado patente en el Taller de Reminiscencias que ofrece el Ayuntamiento dentro del programa municipal Aulas de Personas Mayores, dedicado al amor coincidiendo con el día en que mundialmente se conmemora, el 14 de febrero, san Valentín.

La mayor parte de las personas participantes, con una media de 80 años, tienen deterioro cognitivo leve y el objetivo de este taller, incluido en los grupos de estimulación de la memoria, es ayudarles a frenar el avance de su patología, como explican desde la Concejalía de Personas Mayores, que dirige Amparo Torner. Hacerlo invitándoles a ejercitar la mente buceando en los recuerdos más ligados a la emoción, a todo aquello que contribuyó a construir el ser que somos. Y la vivencia de las relaciones de pareja es un buen motor para rememorar.

Si algo ha quedado claro a lo largo de la sesión es cómo ha cambiado el cuento. Lo que han descrito los y las protagonistas de esta historia es un tiempo en el que «el novio suelto y la novia, atada»; en el que una madre era capaz de pegarle un tenazazo a su hija en la cabeza al escuchar que estaba hablando del embarazo no deseado de una amiga con su novio y el sexo ni se mencionaba, o tres hermanos mayores te decían que si «hacías lo que no se tiene que hacer, de un guantazo te mataban». Los había más comprensivos y colaboradores, también es cierto.

Tiempos en los que las parejas llevaban de carabinas a los hermanos pequeños de ellas, y había que distraer al chaval para robar un beso. «Besos, muchos, y toqueteos también, pero a eso no se llegaba, ojalá lo hubiera hecho, eso que me perdí. 14 años de novios y nada, aunque también te digo que ir al matrimonio como tu madre te trajo al mundo era lo mejor, lo más bonito». Así se vivía el sexo entonces, algo que algunos, ellos sobre todo, llevaban bastante mal: «La libertad sexual es lo mejor».