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Desahucio

«Yo he pagado por mi vivienda, no soy deudora y ahora me veo en la calle»

Una vecina de Alaquàs está al borde del desahucio pese haber abonado 170.000 euros por su piso y estar en riesgo de exclusión

«Yo he pagado por mi vivienda, no soy deudora y ahora me veo en la calle»

Llovía a cántaros en Alaquàs. Sin embargo, la calle donde vive María Ángeles estaba ayer llena de paraguas. Decenas de personas se personaron allí, a pesar del mal tiempo, para impedir su desahucio. Un desalojo que aguantará, por lo menos, 30 días más tras haber pactado con el banco una prórroga hasta que haya una decisión firme del juez.

La vecina tiene 59 años, un 59% de movilidad reducida y una pensión que no llega a los 500 euros. Vive sola y su única familia es su sobrino. Pero eso no es motivo suficiente para el juez para considerarla una persona en riesgo de exclusión social al no ser una «unidad familiar», es decir, al no tener hijos a su cargo. Por tanto, no le da, de momento, su solución: una vivienda, la suspensión del desahucio o la concesión una prórroga. Por eso, ella y sus abogados han presentado un recurso y esperan a que el juzgado se pronuncie definitivamente. Mientras tanto, el banco les ha concedido un mes de margen para abandonar la vivienda.

Aunque parezca paradójico, María Ángeles ha pagado por su casa. En total, ha abonado cerca de 170.000 euros por el inmueble en el vive. Pero está al borde del desahucio. ¿El motivo?, en el banco no consta que su deuda haya sido liquidada. «El promotor, al vender la vivienda se comprometió ante noltario a cancelar la carga hipotecaria en dos años, pero no lo hizo. Además, dejó de pagar al banco», explica Rafa Aguado, abogado asesor de la afectada. «Por eso, como el promotor no pagó al banco y no canceló la hipoteca, ahora el banco la desahucia teniendo la casa pagada ya que ella no debe el dinero», apunta.

Ante el aviso de esta situación y el riesgo de verse en la calle, María Ángeles, con un abogado de oficio que la asesoraba entonces, demandó por lo penal a la promotora por un delito de estafa. Sin embargo, perdió el juicio al no considerar el juez que se tratara de un delito el compirtamiento del promotor.

Ahora, con su nuevo asesor y el apoyo de la plataforma Defiéndete de los Abusos Bancarios (DAB) de Alaquàs ha interpuesto otra demanda por lo civil por incumplimiento de contrato contra la misma promotora, un proceso judicial que todavía está en curso y que no ha impedido que se emita la orden de desalojo.

Y ayer era el día, la fecha en la que se produciría el desahucio de María Ángeles. De buena mañana, la vecina junto a sus asesores se presentó en el juzgado de Torrent para pedir que la jueza se pronunciara sobre su recurso. A lo que, según afirma el equipo de apoyo a la afecta, «no quiso atender y apuntó que el auto es firme y el recurso de reposición no suspende el desahucio». Por ello, los asesores de María Ángeles llamaron al banco. «Parece mentira que sea el banco el que de un poco de aire», dijeron. Mediaron con la procuradora y consiguieron 30 días más para desalojar la vivienda y a ver qué dicta el juez sobre el recurso interpuesto.

Así todo, la situación en la que se encuentra María Ángeles es «una barbaridad», tal como apuntaban ayer desde la plataforma DAB de Alaquàs: «Los ciudadanos más vulnerables acaban estando desamparados ante las grandes entidades bancarias». María Ángeles se mostró emocionada y nerviosa. En algunos momentos, incapaz de contener las lágrimas. «Es muy complicada esta situación y da mucho vértigo. Yo he pagado por mi vivienda, no soy una deudora y ahora me veo en la calle», lamentaba ayer.

Sus amigas la apoyaban. «Yo estaré en casa todo el día; si necesitas cualquier cosa, no dudes en llamar», comentaba una al tiempo que le daba un largo abrazo. «¿Tienes comida en casa? ¡si quieres apañamos algo rápido!», le ofrecía otra vecina.

Ayer, aunque llovía, un acuerdo entre las partes permitió que María Ángeles aguante un mes más en su casa. Pero no es suficiente. «No es decente. Un mes no es nada», decía su sobrino. «No deberían desahuciarla, ella ha pagado todo lo que corresponde, no debe dinero. El banco, al final, se ha quedado todo, el dinero y la propiedad», dijo. Y María Ángeles ve vulnerado su derecho a la vivienda. Ayer, ella resumía su anhelo en una frase: «Solo quiero estar tranquila».

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