María Rosa Rubio tiene 98 años y ama las fallas. Por eso, su avanzada edad no es, ni por asomo, un impedimento para disfrutar de las fiestas josefinas. Al contrario. De hecho, fue hace tres años cuando esta vecina de Sedaví decidió volver a apuntarse a la comisión de la falla El Nou del municipio, de la que formó parte años atrás.
«Ella era fallera de joven, pero lo dejó», cuenta su única hija, Pepita. «Hace tres años nos dijo que quería volver a apuntarse a la falla porque toda la familia somos de la misma comisión». Y así lo hizo. «Me apunté porque estaban mis hijas y mis nietas. En definitiva, casi toda la familia disfrutaba de las fallas y yo me quedaba sola en casa mientras ellas ´festejaven´. Entonces me dije, ´¿por qué no?´». Además, apunta, también añoraba aquellos tiempos en los que la falla era una parte importante de su vida. Aquella vecina de Sedaví decidió, entonces, volver a esos tiempos, pero años después.
Se juntan «jóvenes y mayores»
María Rosa tiene claro qué es para ella una comisión fallera. «Me encanta. Para mí es un lugar en el que estoy muy a gusto, un lugar donde nos juntamos todos, los jóvenes y los mayores».
A pesar de que María Rosa ya no se viste con el traje de valenciana tradicional, ni desfila con ese aire tan característico de las falleras y falleros, está muy activa en todas las actividades de la comisión El Nou de Sedaví. «No se viste, pero el polar lo luce bien orgullosa», relata su hija Pepita. Además, añade «participa y acompaña a todo lo que se hace».
Así, sus familiares detallan que esta semana se celebró una noche de albaes i dansaes, un acto al que María Rosa no quiso faltar. Este acto precederá a la gran semana en la que seguro que María Rosa disfrutará de cada acto «como una enana».
