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Tradición

Los guardianes del velo de la Virgen en Godella

Una misma familia, los Giner, se encarga de la retirada de la prenda desde hace más de un siglo

Los guardianes del velo de la Virgen en Godella

Cuando hoy domingo se encuentren cara a cara la Virgen del Rosario y el Cristo del Salvador en la plaza Santa Magdalena Sofía, en Godella, para celebrar el Encuentro de Resurrección, volverá a repetirse dentro del acto en sí, una situación única: un integrante de la familia Giner será el encargado de retirar el velo de luto que luce la imagen de la Virgen tras encontrarse con su hijo resucitado. Una tradición heredada desde finales del siglo XIX.

Que sea un Giner quien descubra el rostro de la virgen cada Domingo de Resurrección está casi más ligado a la suerte que a otra circunstancia. Según cuenta Mari Carmen Giner Nave en el séptimo volumen de Quaderns de Godella -en un pasaje obra de Fernando Gálvez-, todo se remonta a la fundación de la clavaría de Sant Sebastià en las últimas décadas del 1800. Los primeros clavarios decidieron repartirse los diferentes quehaceres relacionados con los festejos religiosos celebrados en el municipio de l'Horta Nord. Entre ellos, los actos de Semana Santa. Fue en ese reparto donde recayó sobre José Giner Bargues, abuelo de Mari Carmen, el cometido de retirar el velo de la Virgen durante el Encuentro.

El Encuentro de Resurrección está protagonizado por el Cristo del Salvador y la Virgen del Rosario. Ambas imágenes son portadas por los clavarios de cada año por calles distintas hasta la plaza Santa Magdalena Sofía, donde se encuentran. A diferencia de la mayoría de las poblaciones, en Godella es la advocación del Rosario y no la de los Dolores la utilizada en el acto. Al parecer, la primera es más antigua y se siguió empleando a pesar de que con posterioridad se comprara una Virgen de los Dolores.

José Giner Bargues, tras encontrarse la virgen con el resucitado, quitó el velo negro por primera vez. Así lo hizo hasta que le sucedió en el cometido su hijo Mariano Giner. Tras fallecer el Tío Mariano y no tener descendencia, fueron sus sobrinos Mari Carmen y su hermano José Antonio Giner Nave quienes heredaron dicha función. En los últimos años, ya son los hijos de Mari Carmen quienes protagonizan la retirada. Lo que sí continúa haciendo la nieta del primer Giner es colocar el velo a la Virgen del Rosario cada Viernes Santo, tras bajarla de su altar para la procesión del domingo.

Mari Carmen Giner guarda anécdotas de todos estos años. Así, recuerda la antigua tradición de que el niño Jesús que la Virgen lleva en brazos, lo portara un niño tras la imagen durante la procesión de Resurrección -principalmente porque el pequeño no estaba fijado a la talla y podía caerse durante el recorrido-, y que tras el encuentro lo entregara al sacerdote para que lo volviera a colocar con la escultura. El problema es que un año, mientras las clavariesas limpiaban la imagen para el acto, la figura del niño cayó y sufrió desperfectos, y el párroco ordenó que se anclará el Jesusito a la Virgen. También apunta un hecho ocurrido durante la Guerra Civil, cuando un grupo de personas acudieron a casa de los Giner con la intención de requisar la vara utilizada para descubrir el velo. La escondieron tan a conciencia en un pajar, que tuvieron que encargar otra, la actual, al no aparecer hasta muchos años después haciendo limpieza.

Nadie que no fuera un Giner ha quitado el velo durante más de cien años. Hoy sigue siendo así.

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