«No me preguntes lo que comí ayer, pero te puedo decir detalladamente lo que comía durante la guerra». A sus casi 99 años, Josep Almudéver, el último brigadista -«bueno hay un mexicano Fernández, que no sé nada de él desde hace unos años y estaba muy enfermo», matiza-ha viajado desde su residencia en Francia hasta Alcàsser, el pueblo de su padre y a donde se trasladó desde Marsella en 1929, para asistir a la inauguración del parque que lleva por nombre «Germans Almudéver i Mateu», ya que también está dedicado a su hermano Vicente, que este julio cumplirá 101 años.
«Es un gran orgullo que piensen en mí, aquí pasé muy buenos años aunque luego cuando salí de la cárcel las muchachas me convencieron para ir a Silla y allí encontré a mi mujer y ya me quedé a vivir allí», explica. Tanto el Ayuntamiento de Silla como el de Alcàsser han participado esponsorizando el documental «El último brigadista: la historia de Josep Almudéver», de una productora valenciana integrada por titulados en Comunicación Audiovisual de la Universitat Politècnica de València (UPV) que fue presentado la semana pasada en Gandia y que pronto será distribuido por la comarca de l'Horta.
Sus testimonios sobre la Guerra Civil, los fusilamientos, los campos de concentración, las cárceles, que se recogen en este documental también son contados en primera persona por Almudéver a los alumnos de Universidades e institutos durante el tour que cada año, desde hace cinco, hace en España. Ahora han pasado por Xeraco, Gandia, Oliva, Picanya... un esfuerzo físico y mental que merece la pena «para contarles a los jóvenes la verdad, que es tan cruda que deben conocerla para evitar que se repita».
Y aprovecha para contar una de sus múltiples anécdotas que dejan con la boca abierta. «En Sevilla, justo cuando Rajoy estaba intentando anular el aborto, conté a los alumnos, entre los que había muchas mujeres, que cuando tenía 17 años un compañero de la columna Pablo Iglesias me hizo entrar a la iglesia de San Agustín de València, para ver que detrás de un tabique hueco habían 4 filas de estanterías con los cadáveres de monjas con sus respectivos recién nacidos. Una mujer de Barcelona, al escucharme contarlo en la radio llamó para decir que ella había visto lo mismo en una iglesia de su ciudad».
Pero Almudéver no solo habla de su pasado. Está muy atento a la política mundial actual. Él lo tiene claro. «Mientras haya capitalismo, el mundo no será humano. No digo que se mate a los capitalistas, pero cómo puede ser que se compren armas sin utilizar las que ya se tienen y no hay dinero para hospitales ni escuelas? Así no se van a acabar nunca las guerras».
«Merecen un reconocimiento»
La idea de nombrar a este parque Germans Almudéver surge de una moción conjunta entre PSPV y Gent d'Alcàsser. «Son historia viva, y muy vinculados a este pueblo y se merecían un reconocimiento», señala la alcadesa Eva Zamora, que estará presente en el acto del renombramienton del parque ubicado junto al IES, este viernes a as 19.30 horas.
