El investigador y Máster en Patrimonio Tomás Roselló ha recordado que a principios del siglo XX era frecuente que los intelectuales coleccionaran azulejos históricos, especialmente de edificios en ruina, como fue el caso de González Martí o el arquitecto Manuel Cortina, que en 1922 publicó un estudio sobre el Castell. Por ello opina que «si se descarta que los azulejos que se venden sean de la galería del sobreclaustro y queda claro que no han sido adquiridos ilegalmente, lo importante es que el ayuntamiento los compre, si se demuestra que son del Castell. Hay que tener en cuenta que la Administración pública tiene prioridad por el derecho de tanteo y retracto».
No obstante, Roselló ha recordado que además de recuperar este patrimonio, queda pendiente «algo mucho más importante: la musealización de los restos que se encontraron en las excavaciones arqueológicas y los propios azulejos de la galería, que es una obligación legal desde que se acabó la rehabilitación». Tal y como ya defendió en la comisión consultiva creada por el ayuntamiento para la celebración del centenario de la protección del Castell, cuyos festejos ya han comenzado, Roselló pide a la corporación local «donde están representados todos los partidos » que «esté a la altura de la importancia y la singularidad del monumento y busquen los recursos para acometer la musealización».
