Vives en la Coma con tu familia. No tienes recursos para acceder a una vivienda. Careces de un techo bajo el que dormir y tu necesidad es urgente, pues es la tuya y la de toda tu familia. Ocupas un piso abandonado. Lo acondicionas, te instalas. Y un buen (mal) día, te desalojan. «Las Hijas de la Coma», un documental impulsado por la asociación Crecer en la Coma y concretamente por un grupo de jóvenes (Lola Ruiz, Aína González, Jaume Ferrando e Iñaki Ariste) cuenta, precisamente, esta historia que poco se aleja de la realidad y que se proyectará por primera vez este jueves a las 11:30 horas en la Facultat de Ciències Socials de la Universitat de València.

«Los procesos judiciales y los recursos se nos han quedado cortos. Necesitábamos comenzar una campaña de comunicación para poner de manifiesto este problema» cuenta una de las componentes del equipo, Lola Ruiz. Y ese es exactamente el objeto del documental. Desde un prisma femenino, la pieza explica la historia del barrio en materia de vivienda y el problema al que se enfrentan, día a día, decenas de familias de la Coma en voz de sus protagonistas. «Es una crítica al tratamiento político y las medidas adoptadas frente a este conflicto que dejan en el limbo a familias que son desalojadas de las casas ocupadas y se les excluye de las listas de solicitud de vivienda social», detalla Ruiz. Para las narradoras de la historia, la Coma ha sido durante años «víctima de un abandono institucional que ha hecho que muchas viviendas sociales públicas se encuentren en estado de abandono y nunca sean adjudicadas». Lo cuentan en primera persona: «Estos pisos los hicieron para los pobres. Quien tiene dinero se paga una casa, quienes no tenemos, vamos a la viviendas sociales. Me ví en cajeros, pidiendo...y cuando ví los pisos vacíos ví el cielo abierto. Pensé: ´Aquí me meto´, no tiene caso que nos tiren a nosotras que tenemos un cachito de techo y queremos vivir en orden».

Habla Luz, una de las hijas de la Coma. Divina, por su parte, explica en el documental cuál es el siguiente paso al desalojo de viviendas ocupadas: «Los pisos se ocupan porque no tenemos un techo y tenemos una necesidad, pero luego vienen los de arriba y los tiran a la calle. Luego, esos pisos los destrozan y se quedan abandonados. Mientras tanto, hay personas que llevan años esperando para una vivienda y las desalojadas se quedan desiertas, no se las dan a nadie. Pisos vacíos y gente en la calle», lamenta.

La realidad de algunas familias en la casa es la que es y la pieza lo cuenta con «los triunfos y los fracasos de estas mujeres empoderadas que luchan por sus derechos, por su hogar». Una lucha que quizás dure meses, años...pero que dicen, convencidas, que llegará al final: «Cuando tenga mi casa definitiva plantaré una bandera», ríe Luz.