­El videojuego sigue siendo uno de los negocios más lucrativos del sector cultural. Se trata de un segmento del mercado que dispone de una cartera clientelar fiel y que ha logrado adaptarse a los tiempos y a las necesidades de sus usuarios. Este es el objeto de trabajo de la empresa Kardfy, fundada por cuatro jóvenes valencianos. Esta compañía ha sido una de las ganadoras de la I Edición del Concurso 49k, apoyado por el Campus de Excelencia Internacional promovido por la Universitat Politècnica de València, la Universitat de València y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas.

El proyecto de Kardfy fue escogido entre otros 207 participantes por su carácter innovador. Juan, Ricard, Francesc y Luís presentaron una idea factible ya que «no necesita demasiados recursos y resulta muy económica», explica Ricard López, uno de los cofundadores de la empresa. Gracias a un equipo «perfecto» que conoce técnicamente el mundo de los videojuegos, han sido capaces desarrollar un «software» para digitalizar los juegos de cartas coleccionables. A partir de un «middleware» —una aplicación que permite comunicarse con otros sistemas operativos—, el usuario puede acceder a juegos de cartas convencionales desde cualquier dispositivo con acceso a Internet.

De juegos físicos a juegos digitales

El proyecto de los cuatro jóvenes emprendedores se basa en la digitalización de los juegos de mesa. Este proceso implica una larga serie de ventajas para la industria del videojuego. Entre ellas destaca el abaratamiento de los costes de producción y la sencillez de distribución. Pero, sobre todo, la versión en línea del juego es más barata para el usuario. En el modo tradicional, el jugador tiene que buscar los puntos de venta o los salones «para poder reunirse con otros compañeros con los que competir», apunta Juan Andrés Gimeno, uno de los cofundadores de Kardfy.

Ahora, el cliente puede jugar desde su ordenador portátil, tableta e, incluso, teléfono móvil. Además, puede «archivar su colección de cartas de una manera mucho más cómoda». Así, el jugador «no tiene que cargar con todas sus cartas» que, en ocasiones, superan las mil unidades. A pesar de la pérdida del «factor coleccionismo», los usuarios tienen una mayor independencia y libertad de horarios. Para su modelo de venta se han inspirado en las plataformas XBox Live y PSNetwork basado en las microtransacciones: el cliente empieza a jugar gratis y según avanza en el juego, puede realizar pequeñas compras. La creación de comunidades virtuales permite realizar compras, intercambios y jugar partidas amistosas o torneos a través de Internet.

El equipo de Kardfy comenzó con la creación de su propio juego, Draconian Wars, como tarjeta de presentación para que otras empresas «viesen de que somos capaces», apunta Ricard López. «Hemos creado un juego desde cero con unos personajes, una historia y un ambiente propio», afirma Juan Andrés Gimeno. Además, disponen de un «framework» que facilita la tarea de digitalizar otros juegos que ya existen en el mercado. Actualmente, se encuentran en la Ciudad Politécnica de la Innovación hasta el próximo mes de septiembre a la espera de conseguir financiación para su proyecto.