­«Hace diez años, cuando todo el mundo miraba al ladrillo, nosotros empezamos a internacionalizarnos y, si no lo hubiéramos hecho ni hubiéramos apostado por la innovación, hoy la empresa no sería viable, porque el mercado nacional está muy parado». José Roselló, que es quien hace esta confesión, es gerente y copropietario al 50 % con su hermano David de Don Hierro, una empresa de Tavernes de la Valldigna dedicada a la producción de mobiliario metálico. La aventura de esta empresa familiar se remonta a 1986, cuando los hermanos Roselló, hijos de agricultores, decidieron convertirse en lo que entonces era una denominación desconocida: emprendedores. «En la zona de Tavernes había un nicho de mercado de transformados metálicos, como en Ontinyent lo hay con el textil, y nos metimos en ese sector, pero por la parte del mobiliario», explica Roselló.

Casi tres décadas más tarde, Don Hierro factura tres millones de euros y emplea a 35 personas en su fábrica de 6.000 metros cuadrados. Su actividad se divide en dos tipos de productos: mobiliario auxiliar para cocina y baño (carritos, barbacoas, escurreplatos...) y mobiliario para colectividades, urbano e institucional. En este segundo segmento se incluyen, entre otros, la fabricación en exclusiva de los buzones amarillos de Correos y los 650 armarios de la consigna de la estación del AVE en la Puerta de Atocha de Madrid.

Ahora, la empresa está en pleno proceso de comercialización internacional de su último producto estrella. Se trata de una simple parrilla para asar carnes y pescados, pero en el desarrollo del producto han colaborado hasta médicos y el instituto tecnológico metalmecánico Aimme, además del departamento de innovación de la propia empresa. El proceso, tal como lo explica Roselló, ha deparado sorpresas a estos empresarios. «Queríamos hacer parrillas para barbacoa, pero un amigo médico me recomendó que las produjera con acero inoxidable», cuenta el gerente de Don Hierro, «porque las normales de barillas de hierro con baño metálico de cromo y níquel para que no se oxiden tienen efectos cancerígenos». Y es que el citado baño metálico se «descascarilla con el contacto con el fuego y se pega la carne, que, al ser consumida, acaba alojando en el hígado el cromo y el níquel». Según Roselló, en Italia, Polonia y Finlandia está prohibida. Para ratificar el consejo del médico amigo, los dueños de Don Hierro se dirigieron a la Universitat Politécnica de València «y nos confirmaron el peligro para el cuerpo humano». Así que la empresa se decidió por el acero inoxidable, «pero un experto nos dijo que de esta forma solo solucionábamos el 50 % del problema, porque el otro 50 % es el benzopireno, una sustancia cancerígena que se produce cuando la grasa de la carne derretida por el calor cae sobre la brasa, se inflama y crea una llama que churrasca la carne», explica Roselló antes de añadir que «ese trozo de carne contaminada por el benzopireno equivale a fumar 200 cigarrillos». Por tanto, vuelta a empezar. En esta ocasión, Don Hierro contactó con Aimme y finalmente han fabricado la parrilla Abrásame, con chapa de acero inoxidable y unos canales en forma de u que recogen la grasa y evitan que caiga en las brasas. Un producto ecológico, además, porque gasta la mitad de carbón que las tradicionales, aunque es el doble de cara.

Roselló asegura que la comercialización del nuevo producto «va bien». La empresa asistió el pasado enero a las ferias de Milán y París, de donde regresaron sus responsables «con pedidos de la gran distribución europea». El gerente de Don Hierro explica que la firma está exportando a toda Europa y que ahí está la clave de su éxito. En estos momentos, el 45 % de su facturación procede del exterior y la previsión es que ese porcentaje llegue al 70 % en el transcurso de un par de años. El otro puntal de la buena marcha de la compañía se encuentra en la innovación, porque «el mercado pide novedades» constantes y pone como ejemplo de ellas un jamonero plegable de acero inoxidable que «está siendo muy reconocido».