?

"Además de odontólogos somos también psicólogos". Quien afirma esto se llama Elena Culebras, dentista que trabaja en la clínica odontológica para discapacitados que la Cruz Roja tiene en Valencia. "Los que trabajamos en este servicio tenemos una vocación especial, hemos de tener paciencia y saber que trabajamos con gente que es distinta a la que nos vamos a encontrar en otras clínicas. Haciendo las prácticas me enamoré enseguida".

Este servicio nació en 1999. Nació de una manera muy modesta en un máster de odontólogos para pacientes especiales y hoy en día, tras ocupar su actual sede, da servicio a cerca de 1.000 pacientes al año. La responsable de la clínica, Lupe de Luis, afirma que "al principio no había dinero y no se pagaba a nadie. Empezamos con voluntarios y con un sillón donado por la facultad de Medicina y hoy trabajamos tres odontólogas, una higienista, voluntarios del máster de pacientes especiales y un recepcionista que se llama Raúl, un chico con parálisis. También es muy importante el trabajo del voluntariado de la Cruz Roja". Tienen nombre y apellidos. Son, además de Lupe, Elena Culebras, Victoria Martínez y Cristina González. Y el eficiente Raúl, siempre presto a ayudar.

Por ahora es la única clínica en España que trata a personas discapacitados, de tal manera que hay pacientes de cualquier punto de la Comunitat Valenciana e incluso de provincias cercanas como Cuenca o Albacete.

Trabajan sobre todo con discapacitados mentales, un colectivo que requiere un servicio especial que difícilmente lo puede prestar una clínica normal. Lupe de Luis arguye que "son pacientes más complicados porque habitualmente no entienden lo que les estás haciendo. Una persona que sufre parálisis cerebral, autismo o síndrome de Down, por poner unos ejemplos, tiene unas conductas diferentes al resto de las personas. Así que lo primero que hay que hacer cuando se sienta en el sillón es saber manejar sus reacciones. Y dedicamos las horas y las sesiones necesarias hasta que vemos que el paciente está preparado para el tratamiento. Primero es un trabajo psicológico: les mostramos los cepillos, los utensilios y los aparatos que vamos a utilizar para ganarnos su confianza. También trabajamos con fotografías para que los padres se las lleven a casas. Y si eso ha de durar semanas, no hay problema, no cobramos las sesiones". Ya que hablamos de dinero, esta clínica cobra precios simbólicos. "Si cobramos algo es para que la gente vea también la relevancia del servicio que se ofrece", afirma la responsable de la clínica. Por eso, Lupe destaca la ayuda de los padres. "Son muy agradecidos, saben lo que hacemos y que son cosas que otros odontólogos, por su infraestructuras, no pueden ofrecer".

Y también subraya la necesidad de que los padres "no abandonen la higiene bucal. A veces se preocupan más por otros temas físicos".

"Compensa, de otra forma no lo haríamos"

Elena Culebras, una de las tres dentistas que trabaja en la clínica de la Cruz Roja, confiesa que "compensa trabajar con este tipo de pacientes, sino no lo haríamos. Es una tarea que puede ser pesada, que en ocasiones tiene una carga de nervios importante, pero es muy gratificante. Yo compagino esta labor con el trabajo en otra clínica para todo tipo de pacientes, pero lo que hacemos aquí es muy bonito, va más allá del tratamiento puramente dental".

La labor psicológica que desarrollan "no sólo es con el niño, también es con la familia. La implicación de los familiares en este proceso es fundamental", afirma Elena Culebras.