El nuevo presidente de EEUU, Barack Obama, eligió al comandante en jefe del Mando Central en Afganistán, David Petraeus, como el mensajero más idóneo, por especializado, para comunicar un mensaje inequívoco: "Si queremos que el proyecto Afganistán concluya con éxito necesitamos más capacidades militares".

En Europa se sabía desde antes de la victoria de Obama que esa sería la primera petición de la nueva Administración; el temor había quedado reducido a ver cómo lo iba a plantear.

Finalmente, todo fue más sencillo de lo que muchos habían temido y el compromiso consistió en hacer una petición diferenciada, que no necesariamente implica el refuerzo de las tropas.

"Pido a todos los países que analicen si pueden elevar su contribución a ISAF", dijo Petraeus para añadir que no se trata únicamente del componente de combate de ISAF, sino que la aportación adicional puede ser de otro tipo.

Como ejemplo citó la necesidad de ampliar las capacidades logísticas, el número de helicópteros, aviones, de unidades de informaciones o equipos de tutores policiales.

En las intervenciones previas, ante la conferencia o en los corrillos de prensa, algunos europeos ya habían dejado claro que no pensaban elevar sus efectivos humanos.

Así, por ejemplo, el ministro alemán de Defensa, Franz-Josef Jung, insistió en la necesidad de dar más importancia al componente civil de la reconstrucción y a la necesidad de "ganar los corazones" de la población.

El ministro español de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, dijo que España está dispuesta a seguir con su contribución, pero subrayó que considera que los esfuerzos deben tener más carácter político que militar, que debe haber una "afganización".

Actualmente hay "un déficit político y un superávit militar que hay que equilibrar. España cree que hace falta un componente militar pero sostiene que la contribución española es suficiente".

Petraeus tranquilizó también los ánimos de los propios afganos y sus vecinos paquistaníes, quienes se habían quejado de los ataques indiscriminados estadounidenses y la falta de sensibilidad frente a la población local.

El presidente afgano, Hamid Karzai, habló de detenciones y registros domiciliarios arbitrarios y el ministro de Exteriores paquistaní, Shah Mehmud Qureshi, sostuvo que "la lucha contra el terrorismo no se gana en los campos de batalla sino en las aulas de las escuelas".

Karzai coincidió con otros ponentes que uno de los errores fundamentales de los últimos años en Afganistán que han posibilitado un incremento dramático de los ataques ha sido la falta de coordinación internacional.

El ministro alemán lamentó que no se aplicara en Afganistán a tiempo una estrategia de conjunto que tuviera más en cuenta toda la problemática regional.

A juicio de Karzai, el proceso de pacificación de su país no ha tenido una evolución positiva por errores fundamentales al comienzo, especialmente por no haberse ocupado los aliados de los santuarios terroristas a los que se replegaron los talibanes y Al Qaeda.

Hoy, dijo, vuelve a haber problemas graves en al menos diez provincias, todo por no haberse ocupado a tiempo de los santuarios y la financiación de los terroristas, y de no haber instruido a tiempo a la policía.

Karzai anunció que invitará a los talibanes moderados a regresar al país y participar en la reconstrucción cuando pasen las elecciones.

También Petraeus tendió una mano a los talibanes moderados al subrayar que las fuerzas internacionales deben apoyar el proceso de reconciliación interna.

"Los que están dispuestos a reconciliarse son parte de la solución", afirmó el general para añadir que uno de los objetivos debe ser separar los dispuestos a la reconciliación de los irreconciliables, a los que "hay que matar o expulsar".